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En 2014, la constructora Sarot Group emprendió un ambicioso proyecto con altos estándares cuyo objetivo era la clase pudiente turca y los ricachones de otras naciones en Medio Oriente. Se contemplaba la construcción de un resort que integraría estas pequeñas mansiones con un centro comercial, diversas piscinas e incluso una mezquita sobre un terreno repleto de colinas en Mudurnu, a 250 kilómetros de Estambul.
Pero todo ha cambiado en 2018 cuando Sarot Group, la constructora detrás de esto, ha tenido que declararse en bancarrota tras haber vendido solo 300 de los más de 700 chalets con forma de castillos coloniales franceses. El plan urbanístico contaba, además con salones de belleza, centro comercial, una mezquita, piscinas, baños turcos y un largo etcétera de comodidades que no parecen haber convencido a los millonarios de la zona.
Un tribunal ordenó a la constructora que se declarase en bancarrota por una deuda de 27 millones de dólares. Según Bloomberg, el grupo ya había terminado de construir 587 villas, y cerca de la mitad de ellas estaban vendidas a clientes de Catar, Baréin, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí. Los compradores pagaron entre 370.000 y 530.000 dólares por las villas y fueron ellos os que, según uno de los arquitectos del proyecto, pidieron específicamente el diseño de un castillo.
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