Conoce al alemán que se abraza y baña con su mascota, un caimán gigante

Descubre la increible historia de Krystian Kauli y su mascota llamada Frau Meyer, un caimán americano de 2,5 metros de largo.

Aunque pasa la mayor parte del tiempo flotando o tomando el sol en la casa de la familia Kaulis, Frau Meyer es perfectamente capaz de moverse a gran velocidad o devorar comida con su mandíbula armada con 82 dientes.

Kaulis, exartista de circo como su padre, conoce al animal desde su infancia, hace más de 30 años. Hasta el día de hoy, la abraza y se baña con ella.

“Cuando otros niños jugaban con osos de peluche, yo siempre estaba con Frau Meyer. Era mi osito de peluche XXL, mi confidente, mi compañera para hacer los deberes”, recuerda Kaulis. “Confío en ella. Es como una hermana mayor para nosotros”.

Según cuenta, el caimán también entiende sus límites y sabe que él nunca los cruzará, lo que le permite interactuar con el animal con total libertad.

Klaus Kaulis, su padre, también exartista de circo, compró a Frau Meyer cuando tenía dos años, hace ya más de cuarenta. Desde entonces, vive en un contenedor especialmente acondicionado en la propiedad familiar, con calefacción por suelo radiante e iluminación térmica.

Hasta 2016, Frau Meyer participaba regularmente en espectáculos de circo. Hoy en día, la familia solo permite que algunos visitantes vean al caimán de forma ocasional y gratuita.

“Nunca ha atacado a nadie, ni a nosotros ni a ningún visitante, porque confía en nosotros; nunca ha vivido una experiencia negativa”, afirmó Klaus Kaulis recientemente a Reuters, mostrando con humor sus diez dedos intactos.

A pesar de sus 100 kilos de peso, alimentarla no supone mayor esfuerzo. Según explica Krystian Kaulis, solo necesita una comida a la semana, que puede consistir en algunas patas de pollo, carne de res, pescado o, de vez en cuando, una rata. En invierno, su apetito disminuye aún más.

Si en algún momento su padre no pudiera seguir cuidándola, Krystian asegura que él asumirá esa responsabilidad.

No sería un escenario improbable, ya que en cautiverio los caimanes americanos pueden vivir hasta 100 años.