La peor pesadilla para muchos es liarla el primer día de trabajo. Pero no siempre se tienen todas de nuestra parte. Hay veces que por factores ajenos a nuestra competencia o por simple mala suerte, el primer día de trabajo pasa a convertirse en una pesadilla de la que sólo deseas despertar.
Era su primer día trabajando en el túnel de lavado de coches y las cosas salieron desastrosamente.