Alan knight es un británico que fingió estar en coma durante más de dos años para no tener que enfrentarse a la justicia por un
fraude de 41.000 libras a un anciano de 86 años. Su mujer, Helen Caballero, fue la encargada de comunicarle a la justicia el
terrible accidente que su marido había sufrido en la puerta del garaje, y del contacto con todas las personas que les rodeaban.
El hombre fue descubierto por la policía gracias a su aparición en vídeos de las cámaras de seguridad de un supermercado en perfecto estado de salud, además de imágenes en las que se le ve incluso conducir. Helen llegó a hacerse fotos al lado de la cama de su marido y a poner excusas para no acudir a las citas con el médico, con el objetivo de mantener la mentira y no ser descubiertos.