El genio detrás de esta idea es Andrey Yeremeyev, un residente de Chelyabinsk que trabaja como mecánico. En una entrevista con un canal de televisión local ha admitido que uno de sus sueños de siempre es tener acceso ilimitado a la cerveza en su casa.
Por eso logró convencer a un negocio de venta de cervezas que había debajo de su casa para que le dejaran instalar un sistema de tuberías que conecta los barriles de cerveza que se encuentran en la cámara refrigeradora de la tienda con el grifo de su cocina. La cervecera se encarga de tener los barriles frescos y siempre abastecidos. Lo que Andrey no ha querido desvelar es cuánto está pagando al mes por está extravagancia cervecera.