Esta Jack Rusell llamada Pearl era tan obesa que tenía que ser movida usando una manta especial. En su momento pesaba tanto como una lavadora, la escalofriante cifra de 40 kilos.
La encontraron abandonada en un parking de la ciudad de Augusta en Estados Unidos. Los veterinarios que la trataron aseguraron que su estado era tan preocupante que su corazón se podía haber parado en cualquier momento.
Hayley Zielinski, que lleva The Dog Networking Agents, asegura que "Nadie había visto nunca un perro tan obeso que siguiera vivo. No podía caminar y apenas movía la cabeza".
Un equipo de entrenadores y veterinarios se pusieron a trabajar con Pearl. Cortaron su consumo alimenticio, la pusieron a dieta y empezaron a hacer ejercicios específicos para que redujera su peso.
Varios meses después Pearl había conseguido recuperarse y perder la mitad de su peso. Esta perra se ha convertido en una sensación en Augusta y la gente la saluda cuando la ve por la calle.
FUENTE:
Daily Mail