CONTROVERSIA
Después de que Laura Yanes mostrase la primera foto de su hija Chloe, miles y miles de usuarios han participado en un debate que ha encendido las redes.
El nacimiento de Chloe, hija de la conocida influencer Laura Yanes, ha sido uno de los eventos más comentados en las redes sociales en los últimos días. Y es que Yanes ha mantenido a sus seguidores informados durante todo su embarazo, creando una gran expectación sobre cómo compartiría este momento tan especial.
Finalmente, el pasado 26 de julio, Yanes anunció el nacimiento de Chloe con un emotivo post en Instagram. "Bienvenida Chloe. No sabía que se podía ser tan inmensamente feliz. 26.07.2024", escribió, acompañado de una foto de la recién nacida. Este gesto no tardó en desatar un debate entre sus seguidores y otros usuarios de redes sociales sobre la exposición de menores de edad en internet.
Muchos se preguntaban si Yanes seguiría la tendencia de otros influencers de no mostrar el rostro de su bebé, para proteger su privacidad. Sin embargo, la influencer decidió compartir una imagen de Chloe, lo que generó una oleada de críticas y comentarios en plataformas como Instagram y X (anteriormente conocido como Twitter). Algunos usuarios la acusaron de utilizar a su hija para generar contenido y aumentar su interacción en redes, mientras que otros manifestaron preocupación por la creación de una "huella digital" para la niña desde su nacimiento.
"Ya tiene lo que quiere: un bebé con el que generar contenido, ganar interacciones y hacer negocio por Instagram", comentó un usuario. Otro señaló: "La huella digital que estáis ayudando a crear hacia una cría que acaba de nacer es descomunal". A pesar de la controversia, también surgieron memes y comentarios en tono humorístico, muchos de ellos aludiendo a la conocida afición de Yanes por los descuentos y el Primark.
El debate sobre la privacidad de los menores en las redes sociales continúa, y el caso de Laura Yanes es un ejemplo reciente de cómo los influencers gestionan la exposición de sus familias en línea. Mientras algunos defienden su derecho a compartir su felicidad, otros abogan por una mayor protección y privacidad para los más pequeños.