LISBOA
Mientras la intensa lluvia caída el viernes fue una de las protagonistas de la primera edición del Kalorama en Madrid, llena de buena música, los que elegimos disfrutar del festival en Lisboa vivimos algunas colas y conciertos estelares de Raye, Massive Attack y LCD Soundsystem entre otros.
Podría empezar mi crónica del festival Kalorama en Lisboa hablando de la lluvia vivida en Madrid en la jornada del viernes, o de las colas para entrar vividas en la capital portuguesa el primer día, o de la fuerza del mensaje político y musical de Massive Attack o del poderoso show de LCD Soundsystem pero lo que más me marcó tras tres días de conciertos fue Raye.
Recuerdo perfectamente el lunes de marzo en que escribí, sorprendido, la noticia sobre los Brit Awards. Una cantante llamada Raye, a la que desconocía por completo hasta ese momento, había batido todos los récords al llevarse seis premios con su primer disco My 21st Century Blues.
Aquella mañana escuché varias veces enteras aquel disco, me enamoré de su voz, de su historia y de canciones como Escapism, The Thrill Is Gone, Oscar Winning Tears, Ice Cream Man o Black Mascara.
El cartel del Kalorama de este año, tanto en Lisboa como en Madrid, estaba lleno de nombres interesantes como Massive Attack, Death Cab For Cutie + The Postal Service, LCD Soundsystem o Ana Moura pero sin duda el artista que más ganas tenía de ver era Raye.
Desgraciadamente la intensa lluvia caída a causa de la DANA obligó a cancelar el concierto de la londinense en Madrid pero en Lisboa tuvimos la suerte de poder presenciar el nacimiento de toda una diva.
El concierto de Raye fue una mezcla de buen rollo, conexión con el público, voz espectacular y un sonido maravilloso en el que jazz, r&b y neo-soul se mezclaban a la perfección.
La cantante vestida de blanco y descalza arrancó por todo lo alto con The Thrill Is Gone, Worth It y Oscar Winning Tears pero sin duda el momento más emotivo del concierto fue cuando contó que había sido abusada antes de cantar la poderosa Ice Cream Man en la que relata con detalle el terrible episodio que vivió con 17 años a manos de un productor.
La segunda parte del concierto fue un absoluto fiestón con canciones como Black Mascara, Prada o Escapism y tanto yo, como mi pareja y amigos salimos del concierto absolutamente conquistados. Se que lo que voy a decir son palabras mayores pero vivimos el nacimiento de toda una diva, una nueva Amy Winehouse de la que sólo podemos esperar cosas muy grandes.
Pero antes del triunfo de Raye tenemos que empezar por la única mancha negra de este Kalorama cuando se formó en la entrada una larga cola, tanto como para conseguir la pulsera como para acceder al festival, que hizo que mucha gente tardara una hora en acceder al recinto.
Tras esa pequeña odisea que hizo peligrar uno de los conciertos más esperados del festival pudimos llegar a tiempo para ver a los legendarios de Massive Attack.
La legendaria banda de trip hop de Bristol se presentó con una alineación titular espectacular en la que la que estaban los cuatro miembros originales del grupo, Robert Del Naja, Daddy G, Tricky y Andrew Vowles.
Un concierto que empezaron y terminaron con la poderosa In My Mind de Gigi D’Agostino y en el que en más de hora y media hicieron un repaso a gran parte de lo mejor de extensa carrera.
La combinación de canciones icónicas, un sonido perfecto y las imágenes visuales hablando del genocidio de Palestina, la guerra en Ucrania y algunos de los principales problemas del mundo nos sumergieron en una montaña rusa de sensaciones.
Estabas bailando, dándolo todo con canciones que habían marcado tu vida mientras se te encogía el corazón al ver todo lo malo que está sucediendo en estos tiempos revueltos.
Pelos de punta al escuchar a Horace Andy cantar Angel. Young Fathers cantar Voodoo In My Blood o Tricky cantando Karmacoma. Pero sin duda los momentos más poderosos de todo el show fueron Unfinished Sympathy cantada por Deborah Miller y la icónica Elizabeth Frazer versionando Song To The Siren de Tim Buckley y cantando su icónica Teardrop.
Al final fueron tres días intensos llenos de una batería de conciertos apabullante difícil de resumir, pero en la que me gustaría destacar la fuerza de LCD Soundsystem cerrando el escenario principal el viernes con un concierto que puso a todo el mundo a saltar.
También el viaje a los ochenta lleno de música disco y funk de la mano de Jungle que nos tuvieron bailando sin parar durante una hora.
La genialidad de Ben Gibbard de dividir el concierto en dos y tocarse enteros Transtlantcisim con Death Cab For Cutie y Give Up con The Postal Service. Escuchar canciones como Such Great Heights fue uno de los momentos más altos de todo el festival.
No quiero olvidarme de la impactante voz y presencia de Sam Smith en el escenario en canciones como Stay With Me, Desire o Unholy.
El fado más innovador, arriesgado y diferente en la bellísima voz de una icónica Ana Moura o el synth pop argentino desenfadado y bailongo de Bándalos Chinos con los que nos fuimos de viaje en el escenario Lisboa.
La increíble banda de más de doce músicos, coristas y bailarines que tenía Burna Boy en el escenario principal para acompañarle en cañonazos afrobeat como It’s Plenty, Last Last o City Boys con los que cerramos el festival.
Los festivales de música son toda una experiencia que va más allá de la música en sí. Los conciertos son la parte más importante pero también lo es la comida, los baños, la accesibilidad, la ciudad en la que vives el festival y la gente con la que lo compartes.
Poder disfrutar del Kalorama en Lisboa junto a mi persona y algunas de mis mejores amigas ha sido una experiencia maravillosa que recordaré siempre.