POLÉMICA DECISIÓN
El segundo concierto de Myke Towers en el Movistar Arena de Madrid fue interrumpido tras superar los límites legales de sonido, según informó la organización en un comunicado. La decisión se tomó para evitar molestias al vecindario cercano y cumplir con la normativa acústica del recinto pero ha sido muy criticada por los asistentes al concierto y fans del artista.
La noche prometía ser una fiesta inolvidable para los fans madrileños del puertorriqueño Myke Towers, pero un inesperado giro en pleno show encendió las alarmas en el Movistar Arena. La dirección del recinto tomó la drástica decisión de interrumpir el segundo concierto del cantante en la capital temporalmente después de que el nivel de sonido superara los límites legales establecidos, con el objetivo de evitar molestias a los vecinos del entorno.
Según ha detallado el propio recinto en un comunicado oficial enviado a los medios, se activó el protocolo de actuación diseñado para estos casos. Como medida de advertencia, las luces del pabellón se encendieron durante varios segundos, en un gesto contundente que indicaba que, si no se corregía la situación, el evento podría ser suspendido.
Afortunadamente, la advertencia surtió efecto. Tras el susto y el bajón momentáneo, el equipo técnico del artista ajustó el volumen, y el espectáculo pudo continuar sin mayores incidentes. De hecho, muchos asistentes apenas se percataron del aviso, y la noche siguió su curso como si nada hubiera pasado. Desde la organización se ha destacado que el objetivo se logró: cumplir con la normativa sin aguarle la fiesta al público.
No obstante, la empresa gestora del recinto ha sido clara. La intervención no fue un capricho puntual, sino una respuesta a un incumplimiento reiterado por parte del equipo técnico de Myke Towers. Durante el primero de los conciertos del artista en el recinto, celebrado el martes, ya se había superado ampliamente el límite de los 102 decibelios, alcanzando frecuencias graves —los temidos subgraves hasta la banda de 100 Hz— que pueden provocar importantes molestias en las viviendas más próximas al estadio.
Este tipo de situaciones no son tomadas a la ligera por el Movistar Arena, que en los últimos meses ha reforzado sus protocolos de control acústico como parte de su compromiso con el entorno. Entre las medidas implementadas, además de los límites de decibelios, se encuentra un estricto horario de finalización de eventos: a las 23:00 entre semana y hasta las 00:30 en fines de semana y vísperas de festivo.
En definitiva, lo que ocurrió anoche en el concierto de Myke Towers es un recordatorio de los equilibrios que deben mantenerse entre la fiesta y la convivencia urbana. Y aunque el show continuó, el mensaje fue claro: la música no puede sonar más alto que la responsabilidad.