DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

La música como reflejo de 30 años de agresiones sexistas: "Muchas hemos sido Britney"

"Jodida y rota", la imagen de Britney Spears de 2007 tras raparse la cabeza ante el acoso mediático ilustra 'Fucked Feminist Fans', obra que revisa las últimas tres décadas de la música como reflejo de la situación de la mujer en la sociedad, de hitos feministas y de agresiones sexistas.

Imagen de archivo de Britney SpearsGetty

"Muchas hemos sido Britney, nos han destrozado y por eso la imagen rota de la portada, porque representa cómo la llevaron al filo de la muerte de manera literal y como personaje de ficción y artista", explica a EFE Leyre Marinas, autora de este ensayo al que dedicó cerca de un lustro.

Su título completo, 'Fucked Feminist Fans. Los orígenes del #MeToo desde la cultura pop musical' (DosBigotes), da una mayor idea de su investigación en un terreno que no suele ser objeto de este tipo de estudio, "porque de la música no se habla".

"No ha habido un '#MeToo' en la música, ni siquiera en EE.UU., porque el rockstar, como ídolo de masas, sigue muy protegido por el imaginario que lo rodea, por una narrativa con una parte de permisividad, como una deidad por encima del bien y del mal", lamenta.

Su análisis parte del famoso artículo de la revista Rolling Stone que en los años 60 acuñó el término 'groupie' para referirse a las admiradoras de artistas, "un perfil de mujer, a menudo menor de edad, que hipersexualiza su deseo y su amor por la música" y que se ha perpetuado, minimizando el papel femenino en este arte al de musa o seguidora de una manera, además, condescendiente.

"Sigue sucediendo; entrevistes a Madonna o a Hinds, artistas de todas las edades han llegado a una prueba de sonido y les han preguntado si son 'las novias de'. Y como público a la mujer se la trata de manera despectiva, desprestigiando a figuras que mueven a este tipo de masas, como le ha pasado a Taylor Swift", opina.

A continuación aborda cómo fue su propio acceso a la cultura pop coincidiendo con la tercera ola feminista en los 90, con el punk y la eclosión de las 'riot grrrls', "que tenían una base teórica y una perspectiva interseccional y cantaban contra la violencia sexual, algo que molestaba en 1991 y aún en 2025".

Ante la "imposibilidad" de detener aquella ola, "lo que hicieron desde el 'mainstream' fue apropiarse de ello de manera más naif", señala ante el surgimiento de fenómenos globales como Spice Girls, que le dieron más visibilidad al movimiento, "pero como un arma de doble filo".

"Spice Girls representaron un feminismo musical pop esencialmente blanco, discriminatorio e ingenuo", escribe sobre un referente al que tampoco resta todo su valor: "Muchas mujeres se acercaron al feminismo con ese discurso del 'girl power', pero no podemos estancarnos ahí".

Centra sus análisis en el famoso beso entre Britney Spears, Christina Aguilera y Madonna, así como en aquellas figuras de las que ella misma ha sido admiradora, véase Alanis Morissette, Lady Gaga o Beyonce, pero no en torno a Taylor Swift o el reguetón.

"Otras personas ya están haciendo análisis muy ricos. Lo que sí puedo decir es que no pienso que el reguetón sea más sexista que otros géneros, porque en todos se viola y en todos hay canciones racistas, sexistas y homófobas", afirma.

Aunque mínimamente, también toca la cuarta ola feminista en España, la que protagonizan Zahara, Eva Amaral o Rocío Saiz, "artistas que llevan tiempo alzando la voz pero a las que nadie hace un caso importante" y contra las que reaccionan las posiciones más conservadoras "con un altavoz mediático que es la bomba".

"Aquí hay mucho miedo, no hay ningún tipo de apoyo ni de soporte en el Estado español. No ha habido un '#MeToo' ni creo que estemos cerca, con una justicia que sigue siendo muy patriarcal y machista y con el temor a represalias y a no volver a trabajar", destaca, antes de denunciar la falta de manos tendidas por parte "de sus compañeros" de profesión: "Están solas".

Cita también como causas que tengamos un mercado musical menos fuerte que el estadounidense pero un periodismo con condiciones "más precarias". "¿Cómo es que sabemos más de Puff Daddy que de las denuncias contra Ayax y Prok?", se pregunta.

Con todo, destaca cómo se ha operado "un cambio de conciencia" y su fuerza potencial, volviendo de nuevo al caso de Britney Spears. "Fue su 'fandom' el que la salvó, porque al ser más conscientes de lo que es el abuso, la misoginia y sus dinámicas, eso permitió que supieran lo que estaba pasando con su artista y generó un movimiento imparable".

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