Nostalgia sonora de los conciertos de la Expo 92 de Sevilla

¿Hay algo más noventero que una foto con gafas 3D tomada en la Expo 92? Es lo primero que recuerda Nacho García Vega, cantante de Nacha Pop, de su paso por la cita que cambió para siempre la ciudad de Sevilla. En una imagen tomada aquellos días, los componentes de Rico, su segunda aventura musical, miran a la cámara divertidos tras visitar el pabellón de Fujitsu, en cuyo cine 3D muchos creímos asistir al futuro.

Para dejarlo claro: la Sevilla de aquel año tenía una isla con un monorraíl, un telecabinas que la surcaba y un lago del que salían hologramas, además de decenas de pabellones en los que, en un mundo sin Google ni compañías de vuelo low cost, el visitante podía asomarse a cada rincón del planeta.

También allí disfrutamos con la boca abierta de una televisión gigante -la más grande de Europa, oiga- a través de la que se retransmitieron en directo el medio centenar de conciertos que se celebraron en la Plaza Sony, el epicentro musical del recinto. Pura fantasía.

Desgraciadamente, los que todavía éramos niños en aquella fecha pudimos valorar toda la pirotecnia de la Expo pero no la suerte de poder escuchar en una ciudad hasta entonces provinciana y muy cerrada en su propia idiosincracia una serie de actuaciones y representaciones con los más grandes del momento. En Sevilla actuaron Bob Dylan, Roger Waters y Tom Waits. Dirigieron Barenboim, Muti, Maazel... 55.000 actuaciones en seis meses.

Yo, una pena, recuerdo sobre todo un concierto de una banda mexicana para niños, La Onda Vaselina, entonces mi grupo de referencia. Y me veo escapándome de la mano de mis padres para acercarme a las primeras filas. Un comienzo musical poco glorioso pero, al menos, potente: la Expo fue derroche en muchos sentidos, las cosas como son, pero también en vatios de luz y sonido. La plaza Sony, ese desmesurado escenario al aire libre, estaba hasta arriba de público y aquello tenía el traje de un gran festival.

De aquella pantalla macanuda también se acuerda García Vega. “Vimos el espacio de la Plaza Sony y alucinamos. Aquello fue el punto de partida para un cambio de la música en directo, para la consolidación de las grandes infraestructuras. Los noventa fueron un momento dulce para la música, una renovación muy interesante a nivel artístico y también técnico”.

En la isla de la Cartuja, muy cerca de donde se produjo aquella programación insólita en Andalucía, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, se celebra este mes de junio un ciclo de conciertos que tiene como objetivo conmemorar el 25 aniversario de la Expo. El cartel lo componen varios artistas que pasaron por ella en aquellos seis meses de 1992. Junto a Nacha Pop, que traen nuevo disco, estarán también Los Secretos, Coque Malla y Juan Perro. Todos, pesos pesados del momento y en activo 25 años después, combinarán en sus actuaciones temas clásicos con su nueva artillería.

A comienzos de julio de aquel año, Los Secretos, que vivían sus días más dulces, también pasaron por la Plaza Sony. Como García Vega, Álvaro Urquijo, líder de la banda desde la muerte de su hermano Enrique, también destaca el cambio que supuso para la música aquella etapa en la que se invertía en una cultura que el público consumía con hambre de dragón.

“Todo el mundo habla de los ochenta como la edad oro del pop, pero fue en los noventa cuando se asentó la eclosión que se había producido años atrás. Esta década supuso la instauración de la industria musical en un país que ya gozaba de cierta madurez después de unos años en democracia. El rock presumía de buena salud y raro era el que no vendía 300.000 copias por lo menos”.

Los años de la profesionalización

En este panorama, continúa el cantante, la Expo funcionó como una puesta de largo para artistas, promotores, técnicos… “Fue la coyuntura en la que aparcamos la pandereta para atrevernos con actuaciones y eventos de envergadura. Raro era el amigo músico que no hubiera pasado por Sevilla y, entre todos, el comentario era la profesionalidad con la que nos habíamos encontrado allí y el gran apartado que el programa cultural de la muestra dedicó a los directos. No sé hasta qué punto habría lagunas, pero a nosotros nos impresionó. España era entonces una potencia musical”.

A punto de celebrar los 40 años de su grupo, Urquijo recuerda el calor y las colas en Sevilla, pero también el buen ambiente. Me cuenta que conserva una foto en la que aparece a lo lejos junto a su hermano sobre el escenario y a tamaño bestial en la pantalla.

“Fue uno de los pasos que puso a España en su sitio. Una lástima pensarlo hoy, cuando a la música se le da menos importancia, donde los honorarios son mucho más modestos. En aquella época una promoción implicaba el paso por 30 televisiones con actuación incluida. En cambio, Los Secretos hemos editado dos discos en los últimos dos años y sólo hemos hecho una tele y una colaboración para ‘El hormiguero’. ¿Cómo no vamos a tener nostalgia noventera?"

"Hoy, todo lo que construimos en aquellos años se ha caído, se nos ha agraviado y se ha dejado de proteger la cultura. En cualquier caso, el público es soberano y nos ha traído hasta aquí. Los Secretos seguimos llenando y es una suerte”.

Las fechas de los conciertos

Junto a Los Secretos, que actuarán el 8 de junio, pasarán por el CAAC Coque Malla, ex líder de Los Ronaldos, el día 9, y Nacha Pop, el 14. Cierra el ciclo Juan Perro el día 15. De los participantes del ciclo, Santiago Auserón es el único que no actuó en la Plaza Sony debido a la disolución de Radio Futura, pero sí pasó aquel año por el Auditorio de la Cartuja para presentar su nuevo proyecto.

Mucho se ha escrito del sordo vacío que siguió a aquellos meses de euforia cultural en Sevilla una vez que finalizó la Expo. Sin embargo, entre los organizadores del ciclo, más allá de la nostalgia y de la idealización del pasado, figuran precisamente algunas de las personas que están logrando desde hace varios años que la música en directo cobre el vigor que merece en la ciudad. Algo aprendimos.