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¿Por qué las estrellas de la música se están librando del #MeToo ?

Mientras Hollywood da la espalda a figuras poderosas acusadas de crímenes sexuales, como Harvey Weinstein o Kevin Spacey, estrellas de la música señaladas por los mismos delitos, como R. Kelly y Chris Brown, siguen alzándose como iconos a admirar para muchos jóvenes. Analizamos algunos factores por los que la industria musical se está librando del Mee Too.

Por qué las estrellas de la música se están librando del Me Too Agencias

Hemos hablado de ello varias veces varias veces. La gran revolución cultural que estamos viviendo ahora es el Me Too, el movimiento feminista alumbrado en el seno de Hollywood, después de que decenas de mujeres y hombres hayan acusado de crímenes sexuales a figuras poderosas del cine y la televisión, como Harvey Weinstein o Kevin Spacey.

No obstante, aún es pronto para hacer un balance de cuál es su efecto real. Por un lado, vemos que algunas estrellas y productoras están adoptando la cláusula de inclusión que reivindicó Frances McDormand en los Oscar, para solventar la endémica brecha salarial. Por otro, vemos que hombres señalados por la violencia y el abuso, como Gary Oldman o Kobe Bryant, fueron premiados en los mismos Oscar.

Uno de los grandes apuntes críticos hacia el Me Too es el hecho de que no haya afectado a ciertas industrias. Por poner dos ejemplos, una que nos toca de cerca, el cine español, y otro, un gran negocio del entretenimiento, la música.

¿Por qué no se han destapado tantos delitos de violaciones y acoso? ¿Por qué hay menos grandes estrellas que luchan públicamente contra ello? ¿Por qué se sigue alzando a compositores y a cantantes ya denunciados? La respuesta es la misma en ambos casos, en el del cine español y en el mundo de la música. El sistema misógino está tan cómodamente instalado aquí como en Hollywood, pero las posibilidades de represalias son mayores, y hay algunos elementos culturales e industriales que nos pueden ayudar a entenderlo mejor.

Los casos de Lorde, Kesha y Rihanna

En el portal estadounidense 'Daily Beast' se lo han preguntado así. ¿Por qué las estrellas de la música se están librando del Me Too? En el reportaje en cuestión, la periodista Amy Zimmerman recoge varios factores importantes. Por un lado, la sexualización de la figura femenina está instaurada en la industria casi desde los orígenes del pop.

Nos referimos a eslóganes como "sexo, drogas y rock and roll" (la revolución sexual de los 60 y 70 liberó sobre todo a los hombres; a las mujeres se las sigue criticando por ser libres sexualmente), pero además al hecho de que cantantes advenedizas tengan que adscribirse al cliché de Lolita para triunfar (recordemos el 'Baby One More Time' de Britney Spears). Por otro, la ausencia de mujeres en puestos de producción y dirección.

Hay casos recientes que nos ayudan a profundizar en ello. Por ejemplo, a Lorde se le negó actuar en solitario en los últimos Grammy, pero no a los hombres nominados en la misma categoría, y los organizadores alegaron que no era machismo con un argumento meritócrata: si las mujeres quieren prosperar, deben ser tan buenas como ellos.

También indignante fue la batalla de Kesha, que denunció al productor Dr. Luke de haberla agredido sexualmente en varias ocasiones, ganándose ella el rechazo de la industria al no poder librarse del contrato que la unía a él. La cantante Lily Allen hizo mención a esto en un tuit de hace unas semanas: los contratos musicales son tan largos que rebelarte contra una productora es lo mismo que destruir tu carrera.

Los casos de Chris Brown, R. Kelly y XXXTentacion

Si esto es por lo que han pasado artistas que todos conocemos, imaginad la situación de las que no mueven tantos fans ni tanto dinero. Uno de los apuntes que realiza el artículo de 'Daily Beast' es que muchos de estos casos de violencia sexual les han sucedido a mujeres negras, y aquí el racismo se une al machismo, ya que no tienen el altavoz social de las estrellas blancas.

Una de las polémicas más recordadas es la que enfrentó a Rihanna y a Chris Brown; la de Barbados denunció al cantante por maltrato en 2009, y tras la condena, retomaron una relación de amistad de forma pública, ganándose el descrédito de los fans y los medios. Son sonados también los escándalos de R. Kelly, acusado en numerosas ocasiones de abuso y violación, y XXXTentacion, denunciado por su exnovia.

Hoy que la industria del cine está dando la espalda a hombres como Harvey Weinstein, Kevin Spacey o Woody Allen, la de la música sigue alzando a agresores como estos a los que acabamos de mencionar. Estrellas como Ed Sheeran, Kendall Jenner y DJ Khaled han decidido aparecer en uno de los últimos videoclips de Chris Brown, y XXXTentacion se ha postulado con su álbum en el número 1 de Billboard 200.

Está claro que no solo es una cuestión de denuncia pública en la gala de turno, tampoco de que se deban acometer cambios efectivos en los desequilibrios de poder en las productoras, por muy importante que sea este punto. Es una cuestión de educación: debemos dejar de apoyar a estas figuras y de romantizar el sexo y el abuso (en géneros como el hip hop y el reguetón) como el cliché más rentable de la música.

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