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LOS VÍDEOS DE ESTE RAPERO SUMAN MÁS DE 20 MILLONES EN YOUTUBE SIN AYUDA DE DISCOGRÁFICAS
Dani Vidal era un chaval de un barrio obrero de Mallorca. No iba mal en los estudios pero al cumplir los 16 tuvo que dejar el instituto para ponerse a trabajar y llevar algo de dinero a casa. De lo que surgiera, de camarero, de albañil… Lo cuenta sin aspavientos, al salir de un ensayo en Madrid para el concierto de este viernes en Ochoymedio, con el que cerrará su última gira.
“Yo no he ensayado en mi vida pero aquí vamos con una banda y ya tocaba no dejarlo todo al azar”.
Hoy Dani es Rels B. Se dijo: “Al carajo los jefes, al carajo el trabajo”, como manifiesta en una de sus letras, y a sus 23 años se ha convertido en uno de los referentes del nuevo hip hop en España siendo todavía uno de los menos mediáticos. Sin apenas haber figurado en ninguna parte, ha acariciado al éxito de colegas generacionales como C Tangana o PXX GVNG y coronado una gira de 'soldouts' en América Latina.
Sus temas, que promociona únicamente vía YouTube, rompen todas las reglas de lo imaginable: tiene más de 20 vídeos por encima del millón de visitas y algunos con más de ocho millones. Lo ha logrado sin ayuda de discográficas, a pesar de que algún pez gordo le ha ofrecido cifras suculentas a fin de tenerle en sus filas.
“¿Para qué? Me va muy bien solo”, ha contestado a todo el que se le ha acercado.
Antes de ser un rey en internet, de los carteles de “no hay entradas” en América y antes de que instalaran un router en su casa, él era su único espectador. Ni siquiera podía subir a sus amigos al piso para que escucharan sus temas ni tenía un MP3 para bajarlos a la calle. Su primera herramienta de composición fue un piano de colorines que tenía una grabadora, regalo de algún cumpleaños.
“Era un enano cuando empecé a hacer canciones”, expone a carcajadas, rememorando su primer tema, una oda a sus deportivas.
“Las que se llevaban entonces que ahora vuelven a estar de moda, las Superstars blancas y negras. Tenía una voz de pito lamentable”.
Se crió escuchando a los Rolling Stones y a The Beatles con su padre. No fue hasta el instituto cuando supo del rap. Cuando internet llegó a su casa, empezó a grabar un tema y luego otro y otro, colándose en la habitación de sus padres, donde estaba el PC familiar, cuando no había nadie allí. Pronto la gente de su círculo empezó a confesarle que tenía madera para la creación.
Sin ayuda de intermediarios ni discográficas
“De todas formas, no me di cuenta de que lo había logrado hasta mucho después, cuando he estado por segunda vez de gira en países como México. Dar conciertos para más de mil personas en la otra punta del mundo te hace valorar lo que has conseguido. Esto era lo que quería”.
Para que este tipo de citas se pudieran producir, presume, sólo ha necesitado de una conexión wifi: “No hace falta ir de la mano de una discográfica. Se está muy bien solo en todos los sentidos. Y estoy seguro de que hago más dinero así. Los sellos tienen su propio canal de Youtube o de Vevo y también ahí se llevan su porcentaje. Los beneficios que yo obtengo son míos y de nadie más. Y te aseguro que van a más”.
Su debut se produce en 2012 como productor de temas instrumentales para otros artistas, los mismos que dos años después le animaron a mostrarle al mundo su trabajo. Lo reunió en 'Player Hater', su primer EP.
En el reino del trap, Rels B ha logrado triunfar con un rap que sortea las etiquetas. “Hago lo que me sale, paso de la guerra de géneros. Lo que hacemos se llama música urbana y no queremos encasillarla en un estilo, me siento cómodo así, la lucha la dejo para los otros. Para mí la música es música. No hay que hacer racismo con las canciones”, bromea.
El cantante agradece que, por fin, estos estereotipos comiencen a difuminarse. “Aún quedan muchos pueblerinos, puristas del rap… pero los chavales se van abriendo cada vez más y no se avergüenzan de confesar que escuchan reguetón o de incluir bases de este y otros estilos en sus temas. De hecho, en mi caso, para salir de fiesta, lo prefiero mil veces antes que el hip hop”.
Preguntado por el machismo que se respira muchas de las letras del trap, Rels B no lo duda: “Es una puta mierda”.
¿Y las tuyas? Se le cuestiona, porque más de un culo agarra en sus vídeos. “Lo evito al máximo. Toda conducta machista en la música debería ser censurada. Puede que tenga alguna letra de resentimiento hacia una ex, por algún pique, pero mi madre es lo que más quiero en este mundo y las mujeres son lo más bonito, así que procuro no meterme con ellas”.
Entre las peculiaridades del MC también está, precisamente, la tranquilidad con la que nombra a su familia. En su caso, no tiene la necesidad de mostrarse como un tipo duro: “Hay mucha gente incapaz de cantar al amor por su madre, por ejemplo. No lo entiendo. Si hablas de tu vida y de tus cosas, ¿cómo no vas a mencionar a tu familia? La mía está presente siempre, si sigo haciendo esto es por ellos y es un orgullo poder decirlo”.
De todas sus canciones, de la que más satisfecho se siente es 'Low Cost', cuya letra comienza diciendo: “Sueño con que todo cambie pronto / sueño con largarme ya de esta ciudad”. La escribió en un momento en el que su éxito todavía estaba alzando el vuelo, manifestando su hartazgo por una vida precaria.
“Aquellos días, mi obsesión era que todo cambiase pronto, que las cosas me fueran bien. Y, al final, sucedió, por eso le tengo tanto cariño. Mis canciones están muy ligadas a cómo me encuentre yo en cada momento. A veces, paso días sin hacer nada y luego, de pronto, si me pega el venazo, me pongo a componer sin parar”.
Rels B prefiere no hacerse demasiadas cábalas sobre su futuro en en la música y trata de evitar que los millones de visitas le nublen la razón: “Que esto dure lo que dure. Si se acaba, me pondré a estudiar Publicidad y Relaciones Públicas, que es lo que me gusta”.
Poco van a enseñarle en la universidad a alguien que ha logrado la fama internacional sólo a través de la red y sin un solo LP en las tiendas todavía. El primero no verá la luz hasta comienzos del próximo año.
“Tengo ganas del concierto en Madrid”, avanza antes de volver a los ensayos.
“Los míos son shows muy locos, de hora y media de saltos, acabo reventado. Y lo que más me gusta es que puedo presumir de un público que está bastante loco también”.
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