SALA BUT

Richard Hawley en Madrid, el poderoso concierto silencioso

El rockero británico Richard Hawley dio en Madrid un concierto acústico, intimista y poderoso de 90 minutos de emoción concentrada en el que pidió a la gente que estuviera en silencio y lo consiguió.

Richard Hawley durante su concierto en SantanderESCENARIO SANTANDER

Ayer ocurrió algo que es muy poco común en nuestro país y que es triste que tengamos que celebrar o hacer de ello una noticia. Fui a un concierto de música en una sala de Madrid y el público estuvo todo el rato callado permitiendo que pudiéramos disfrutar de la magia y la fuerza de la voz del cantante, Richard Hawley.

El concierto en la mítica Sala But, una tarde íntima con Richard Hawley, era el escenario perfecto para que algo así sucediera. Hace unos meses estuve en un concierto de Thievery Corporation en la misma sala y la gente no paro de hablar haciendo que la experiencia de algunas canciones no fuera la idónea.

En esta ocasión el propio cantante tuvo que poner carteles en la entrada de la sala y un mensaje en la pantalla detrás del escenario que decía "A petición expresa del artista, se ruega por favor guardar silencio durante la actuación. Gracias".

La noche empezó con media hora de Gold Lake como teloneros que me encantaron y me guarde para investigar en profundidad más adelante. Esta banda madrileña compuesta por Lua Ríos y Carlos del Amo surgió en Nueva York hace más de diez años y son una deliciosa mezcla de sonidos folk rock, dream pop y guitarras elegantes.

El complemento perfecto para el intimista concierto de Richard Hawley que salió al escenario acompañado de su inseparable Shez Sheridan a las guitarras y de una tablet junto al micrófono para no fallar en ninguna canción.

Un concierto acústico, de unos escasos 90 minutos, en los que Hawley hizo vibrar, estremecer y emocionó al público con su voz de crooner, sus canciones teñidas de melancolía y sus poderosas melodías que te atrapan.

La vida se resume en amor, música, amigos y bebida aseguraba Richard que no pudo evitar reírse cuando alguien del público añadió "ciclismo" a la lista.

Y de eso trato el concierto de canciones de una fuerza arrolladora como Tonight The Street Are Ours, que me hubiera encantado escuchar en un concierto con banda.

Un pequeño repaso a su carrera a través de 16 canciones, 15 originales suyas y una versión de Bo Carter, repartidas de siete de sus discos. Una absoluta delicia de voz, de arreglos de guitarra y de canciones como Prism In Jean o Heavy Rain de su nuevo disco.

Aunque se dejó muchas sin tocar colgadas de las cuerdas de su guitarra como The Ocean, Remorse Code o Coles Corner el concierto estuvo salpicado por algunas de sus mayores canciones como Heart Of Oak o Precious Sights.

El momento estelar del concierto para mi fue cuando interpreto con una lentitud y una tristeza en la voz arrolladora la preciosa Lady Solitude con la que dejo a media sala con las lagrimas a punto de caerse de sus ojos.

En los bises nos regalo For Your Lover Give Some Time, la canción dedicada a su mujer y compañera desde hace más de treinta años y la adorable My Little Treasures.

Me hubiera gustado que el concierto fuera más largo y me quedo con ganas de verle en directo otra vez, a ser posible en versión rockera para contrastar, pero escucharle en vivo por primera vez ha sido toda una delicia.

La gente debería ser más respetuosa en los conciertos de sala, tanto con el artista como con el resto del público, que ha pagado una entrada por escuchar música y no a amigos contándose como les ha ido la semana.

El maravilloso silencio vivido ayer con Richard Hawley no debería ser una rareza a celebrar sino algo común que no debería sorprendernos.

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