DIVA ABSOLUTA
La Motomami engrandece un desfile ya de por sí increíble, ocupándose por un lado de la hipnotizante banda sonora y por otro de subir la categoría del flow en la Semana de la Moda Masculina de París. 'Sensacional' se queda corto.
A muy pocos kilómetros del centro de París, los bastantes para que la Torre Eiffel brille bien entre la tupida vegetación, Louis Vuitton tiene un monumento al lujo extremo en el suntuoso edificio de su Fundación, diseñado por el inigualable Frank Gehry. Sus galerías, llenas de obras de arte, fueron el escenario perfecto para un espectáculo donde Rosalía demostró ser la estrella más glamourosa del planeta.
No sabemos lo que ha costado la pasarela que prepararon Michel y Olivier Grondy, ganadores de un Oscar por su dirección en 'Olvídate de mí', pero probablemente hayan cobrado en lingotes y desde luego su desfile de la Semana de la Moda Masculina no va a caer en el olvido. Vamos, que le da mil vueltas a Avatar 2 sin duda...
Los organizadores explican el evento así: "Basándose en la idea de 'crecer', los cineastas construyeron una casa que muestra los primeros pasos de cómo la vida se desarrolla en un chico, culminando en la madurez, donde las experiencias y recuerdos del niño que llevamos dentro permanecen eternas". Traducido: los modelos paseaban entre habitaciones, garajes y localizaciones al mismo tiempo terrenales y de ensueño.
Mucho del mérito se lo puede llevar la de Motomami, responsable del apartado musical y hasta maniquí de la marca, pese a estar ayer centrada en ropa masculina. Un poster de su última gira decoraba la típica puerta adolescente que se abría a un mundo de cochazos clásicos, rollo sesentero, que integraban en sus puertas exteriores altavoces donde sonaba en directo Candy. En el techo del inmenso Cadillac, Rosalía subía el flow del evento.
La ceremonia fue tan grandiosa que era raro ver a un espectador presencial sin un móvil en la mano para demostrar que había estado allí cuando la catalana pinchó a Camarón de la Isla, algo perfectamente encajaba con la variedad de estilos en los carísimos outfits. Son, por cierto, los previstos para que se vean por la calle el próximo otoño, si es que sus exclusivos clientes se atreven a ser tan disruptivos en la ropa como propone la marca.
Qué mejor manera de terminar el show que Rosalía desfilando por esas habitaciones, con la misma convicción de que ella era la protagonista y hasta creadora de los flipantes minutos que acababan de suceder. Joder, y es que lo era, porque la modestia son ganas de que te alaben dos veces. A ella no le hace falta.