CÓMPLICES
El décimo aniversario de Cómplices Vibra Mahou arrancó por todo lo alto con un conciertazo de Shinova y Rozalén que llenaron La Riviera y cantaron juntos canciones como Volver, La puerta violeta y Pájaros de barro.
Los conciertos Cómplices de Vibra Mahou llevan diez años siendo un auténtico regalo para los fans de la buena música y el de ayer de Shinova y Rozalen no fue una excepción.
Vibra Mahou vuelve un otoño más a traer a Madrid su ciclo de conciertos Cómplices en los que dos artistas comparten cartel, escenario y canciones en una sala mítica de la capital.
El de este miércoles 25 de octubre entre Shinova y Rozalén en La Riviera es el primero de los cuatro conciertos, presentados por Arturo Paniagua, en los que podremos ver a Viva Suecia y Candela Gómez en el Teatro Barceló, Carolina Durante y Amaral en el Teatro Eslava y Juicy Bae y Albany en Uñas Chung Lee.
Primero fue el turno de los vascos Shinova, una de las bandas del panorama indie español que están más al alza. Rock alternativo con momentos acelerados, momentos intensos y momentos coreables en perfecta comunión con gran parte del público que se las sabía todas.
Tocaron sus últimos lanzamientos Si no es contigo en Alas y repasaron algunos de sus mayores éxitos como La sonrisa intacta, ídolos, Te debo una canción o Volver, que interpretaron junto a Rozalén como cierre.
Una canción que daba título al cuarto disco del grupo y que ya grabaron en 2017 junto a Rozalén en un EP titulado Sesiones frente a frente. Balada rockera de letra emotiva y melancólica con la que bajaba un poco el ritmo y el público se preparaba para el cambio de artista.
Lo de Rozalén sobre un escenario es algo maravilloso lleno de alegría, emoción y verdad acompañada de su intérprete de signos, Beatriz Romero y rodeada de su banda.
Canciones cantautoras que mezclan pop con folk y ritmos latinos como la cumbia en Que no, Que no o más tropicales en El día que yo me muera.
Especialmente emotiva fue la versión que Rozalén hizo de Inevitable de Shakira que explicó que había sido la primera canción que cantó cuando se subió por primera vez a un escenario.
El público no paraba de bailar y moverse cuando mezcló 80 veces con Las hadas existen, de su primer disco, quizás no con la misma intensidad que en Shinova pero con la misma emoción o mayor.
Nueve canciones que terminaron por todo lo alto con Girasoles, que interpretó bandoneón en mano antes de cerrar con la compañía de Gabriel de la Rosa de Shinova. Juntos cantaron el himno feminista que es La puerta violeta, una canción que pone los pelos de punta de lo emocionante.
Pero justo cuando terminaron, salió Arturo Paniagua para despedir el concierto y cuando pensábamos que había llegado el fin recibimos una triple sorpresa. Primero Rozalén, su banda y Shinova hicieron una sorprendente y fantástica versión de Pájaros de barro de Manolo García. Después, ante la insistencia del público, la madre de Rozalén tuvo que salir al escenario a saludar. Por último ambos artistas desvelaron un secreto y contaron en primicia que este año serían cabezas de cartel del festival Sonorama Ribera.