CORTEJO FUNEBRE

Sharon Osbourne se derrumba en el emotivo funeral de Ozzy en Birmingham

Birmingham se tiñó de luto y orgullo mientras miles de fans despidieron a Ozzy Osbourne, el eterno Príncipe de las Tinieblas y voz de Black Sabbath, en un emotivo cortejo fúnebre que recorrió las calles donde nació el heavy metal.

Miles de admiradores se congregaron en las calles de Birmingham para despedir a Ozzy Osbourne, el legendario líder de Black Sabbath y uno de los padres fundadores del heavy metal, en un emotivo cortejo fúnebre que recorrió los lugares más simbólicos de su ciudad natal.

El coche fúnebre que transportaba el ataúd de Osbourne, fallecido el pasado martes 22 de julio a los 76 años, avanzó lentamente por Broad Street, la arteria principal de la ciudad, donde los fans —muchos vestidos de negro y luciendo camisetas de Black Sabbath— entonaban cánticos como "Ozzy, Ozzy, Ozzy, oi, oi, oi", mientras sostenían pancartas, fotos y hasta velas encendidas en su honor.

El recorrido culminó en el puente del canal de Broad Street, junto al icónico banco de Black Sabbath, inaugurado en 2019, un monumento urbano que celebra los orígenes de la banda nacida en esta misma ciudad en 1968. Allí, Sharon Osbourne —viuda del músico, con quien compartió 43 años de matrimonio— depositó flores entre lágrimas, acompañada de sus hijos Kelly, Jack, Aimee, y los hijos mayores de Ozzy, Jessica y Louis. Toda la familia alzó el símbolo de la paz ante la multitud, en un gesto que evocó tanto los ideales del rock como la sensibilidad humana de quien fue, para muchos, mucho más que una estrella.

Este adiós llega apenas un mes después del histórico concierto de despedida que tuvo lugar el 28 de junio en el Utilita Arena de Birmingham. Aquella noche fue descrita como el último rugido del Príncipe de las Tinieblas, y reunió a miles de fans de todo el mundo. Fue un homenaje en vida, con apariciones de los cuatro miembros originales de Black Sabbath junto a varias de las más importantes bandas y personalidades del metal.

Desde el anuncio de su muerte, Birmingham ha sido escenario de un continuo peregrinaje de fans que visitan puntos clave en la historia de Osbourne: el banco de Black Sabbath, su antigua casa en Aston, y la fábrica donde trabajó antes de alcanzar la fama mundial. La ciudad ha abrazado con orgullo su papel como cuna del heavy metal, y ha rendido homenaje a uno de sus hijos más influyentes.

“Ozzy era más que una leyenda de la música; era un hijo de Birmingham”, declaró Zafar Iqbal, funcionario del ayuntamiento. “Su voz llevó el nombre de esta ciudad a todos los rincones del planeta. Sabemos cuánto significa este momento para sus fans y para todos los que crecimos con su música”.

Recientemente, Osbourne y sus compañeros originales —Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward— recibieron la Libertad de la Ciudad, el mayor honor cívico que Birmingham puede otorgar, en reconocimiento a su impacto musical y cultural.

La historia de Black Sabbath, forjada en las fábricas y calles obreras de Birmingham, fue el origen de un género que cambió para siempre el panorama del rock. Ozzy, con su voz inconfundible, su carisma salvaje y su honestidad brutal, se convirtió en símbolo de rebeldía y supervivencia. Incluso en sus últimos años, luchando con problemas de salud, su espíritu no se doblegó, y su acento de Birmingham —nunca abandonado— fue un recordatorio constante de sus raíces humildes.

Hoy, esas raíces han florecido en un legado inmortal. Y Birmingham, la ciudad de acero y riffs pesados, ha despedido a uno de sus más grandes íconos entre lágrimas, aplausos y música.

Ozzy Osbourne descansa ya, pero su grito sigue resonando. En cada acorde distorsionado. En cada alma que encontró libertad en su locura.

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