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TWITTER ESTÁ LLENO DE HATERS
Que Twitter está lleno de haters no es nada nuevo. Desde hace unos años esta red social, que tiene sus cosas buenas, ha sido casa de miles de trolls y gente de la peor calaña que se dedica a ofender, insultar y atacar a otros, a veces sin ningún motivo justificable.
Esto lo hemos vivido muchos de los usuarios de la plataforma. Ya sean uno, dos o tres mil, cada cual ha tenido su dosis de críticas negativas. Estos comentarios, la mayoría de las veces muy molestos, llegan en proporcionalidad a la popularidad de la víctima.
No hace falta tampoco ser muy famoso para ser insultado, con tan solo hablar de feminismo recibes palos por doquier. La periodista Marina Amores, especializada en videojuegos, decidió marcharse de las redes sociales y dejar de hablar de temas relacionados con los videojuegos (es decir, su profesión) por los ataques machistas que recibía constantemente. Más de 15.000 seguidores y ahora red candado y silencio desde el mes de abril.
¿No se puede debatir en Twitter? Parece que esta red social no aprecia que no todos tenemos que pensar igual y que tener una opinión distinta no siempre quiere decir que uno tenga razón y el otro no. Aquí no se debate, se insulta.
Esta situación, que vivimos todos, no ha salido en los grandes medios de comunicación hasta la llegada del exilio de influencers. Si además de popularidad digital se te ocurre la idea de salir en la tele, eres carne de hater y no dejan ni los huesos. A veces te odian por el mero hecho de existir y en otras ocasiones aprovechan verdaderas meteduras de pata para escupir toda la mierda que sienten hacia tu persona.
Sí, Dulceida la cagó en su viaje a Ciudad del Cabo. Hizo una foto a unos niños de la zona como si fueran un adorno y derrochó agua en un lugar afectado por la sequía. Pecó de ignorante, como lo hacen muchos, (ya hemos hablado por aquí de los que usan fotos con niños del tercer mundo para ligar en Tinder) pero sus fotos no tienen la repercusión de cualquiera.
Sin embargo, a pesar de la metedura de pata, muchas de las críticas eran erróneas: no, Dulceida no hizo esa foto para promocionar sus gafas de sol por ejemplo. En este caso el que abandonó Twitter fue su amigo Javier Ambrossi. El joven director de La Llamada y profesor de Operación Triunfo tomó la decisión de abandonar la red después de cansarse de tanto odio, especialmente a personas que le importaban. No la mencionaba directamente, pero todos entendieron que se refería a Aida Domenech (Dulceida), pero Ambrossi entre los miles de comentarios de fans que lo adoran, también ha sido víctima de la homofobia de la red.
Domenech aguantó hasta hace poco. La marca de ropa de la que es diseñadora ha recibido quejas por contar solo con tallas para mujeres delgadas. Una tuitera se burló de la campaña en la que Dulceida aparecía con otras influencers posando con sus bañadores. Hacía unos meses había participado en otra donde defendía todos los tipos de cuerpo de la mujer y se la acusaba de hipócrita al contratar a modelos esbeltas para su marca. Sin embargo no eran modelos y no se trataba de un contrato para una campaña. Las chicas con la que aparecía en esas imágenes eran sus amigas, pero como dijo Máxim Huerta esta sociedad ya no quiere explicaciones.
A nivel internacional es Millie Bobby Brown la que se ha exiliado de Twitter. Un grupo de internautas ha utilizado su imagen para hacer memes con mensajes homofóbicos que han circulado por toda la red. La joven actriz Stranger Things ,de tan solo catorce años, se ha sentido ofendida, y con razón, por ese uso y ese mensaje del el que es totalmente contraria.
La red se ha convertido en una ciudad sin ley donde poco a poco los límites desaparecen. Hacer escarnio de un anónimo, de un actor famoso, una instagramer influencer o una niña de catorce años. Todo vale por un retweet. Y todo se solucionaría si antes de tuitear pensáramos “¿diría esto yo a la cara de esa persona”? Cuando la respuesta es negativa, no hagas click en enviar.