El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
Godzilla recupera a muchos de los monstruos de las películas de la serie japonesa
Cuando pensamos en las películas de Godzilla en occidente, es más que posible que tengamos en la cabeza el remake americano de 1998 porque, después de todo, es el que vieron los niños que ahora están en la veintena, por lo que para muchos, el recuerdo nostálgico pasará por esa reformulación del cine de desastres, muy americano, pasada por el filtro de las películas de monstruos japonesas que hizo el director de ‘Independence Day’. Sin embargo, allí, el cine de monstruos gigantes tiene raíces a mediados del siglo XX y es tan popular como aquí puede ser ‘Star Wars’ y, bajo el nombre de Kaiju Eiga, (películas de monstruos), se forjaron otros subgéneros como el super sentai, con series y universos de héroes que combaten esos monstruos gigantes que en occidente hemos conocido por ‘Ultraman’, ‘Bioman’ y, sobre todo, ‘Power Rangers’.
Pero en el kaiju más tradicional, Godzilla, el lagarto-ballena radioactivo, pasó de personificación del terror nuclear tras Hiroshima y Nagasaki a representar, prácticamente, el espíritu nacional japonés, su arma secreta contra invasiones extraterrestres y amenazas externas, en suma, la personificación de la capacidad militar de defensa nacional frente a las amenazas externas, casi una encarnación en carne y traje de goma del espíritu patriótico nipón. Si eso no es ya bizarro de por sí, en las múltiples secuelas y crossovers del mundo Godzilla aparecieron toda clase de aliados y enemigos. Entre ellos destaca el caso de Mothra, una polilla cabezona y gigante que aparece como amiga del monstruo tirarayos. Tenemos criaturas voladoras como Rodan, cercano a los pterodáptilos, cangrejos gigantes y otro tipo de dragones como King Ghidorah. Pero ¿lepidópteros? ¿lepidópteros nocturnos? En el mundo de los invertebrados colosales ha habido escorpiones, Mantis mutantes, tarántulas y hormigas gigantes, pero una polilla como animal mitológico cuanto menos es insólito.
Lo sorprendente es que Mothra es tremendamente popular en su Japón natal. Desde que la productora de los Godzilla contrató a un grupo de autores para escribir una novela serializada sobre un insecto gigante que sería la base de su primera aparición en la película ‘Mothra’ del gran maestro de los estudios Toho, Ishiro Honda, en 1961, el bicho ha aparecido en 16 películas, incluida ‘Godzilla contra los monstruos’ (1964) que fue la primera reunión cinematográfica de los dos titanes. Luego ha participado en otros mejunjes de gargantúas como ‘Godzilla, 2001’ o ‘Godzilla, Mothra and King Ghidorah’, una de las secuelas modernas mejor consideradas.
Su popularidad es tal que tiene hasta su propia trilogía. Pero antes, hay que aclarar que, pese a su aspecto inclasificable, Mothra es una fuerza del bien. Pese a ser un insecto gigante tiene la capacidad de comunicarse con los seres humanos, atentos, a través de un enlace telepático con dos seres aún más pequeños, las Shobijin, dos hadas gemelas que cantan, como una especie de campanillas de Peter Pan. En la película original de 1961 fueron interpretadas por el dúo pop japonés Peanuts. En todas las películas Mothra se sirve de esta pareja para establecer contacto. Imaginen si llega a los 70 a España y se comunica a través de las Grecas.
Mientras que Godzilla alterna defendernos de amenazas extraterrestres y seres monstruosos de todo tipo con ir pisoteando Japón en una película u otra, Mothra siempre es la heroína, y salva al país de reptiles, protegiendo por defecto a los habitantes de las cuevas de la isla Infant, que la adoran como a una diosa, incluso tiene algo de imaginería cristiana asociada con ella, según William Tsutsui. Y no es descabellado al verlo en la nueva versión de Hollywood, en la que cuando aparece solo falta que los personajes se arrodillen y se echen a rezar.
A todo esto se suma que, efectivamente, a veces es un huevo, a veces una pupa, o veces una oruga, y su ciclo de vida se repite una y otra vez, es decir, a medida que una vieja Mothra muere, una nueva se rompe. De ahí quizá el aspecto mesiánico de su renacer, y quizá también parte de la inspiración de los Pokémon dentro de la cultura japonesa. Lo que queda claro es que a través de características como colores vibrantes y cierta cualidad mística sea más que una polilla gigante. Entre sus habilidades, por cierto, está echar un líquido lechoso blanco en su fase larvaria o proyectiles de seda.
Además de la película de 1961, Mothra tuvo una trilogía en la década de 1990, conocida como ‘Rebirth of Mothra’, producidas a raíz de las Godzilla de esa década. Estas tres películas se hicieron con niños y para niños en principio, y aunque no aparecía Godzilla sí que tenía cameos de Ghidorah en la tercera. Las tres películas tienen un tono más alegre, con gran énfasis en la fantasía pura y los problemas ambientales, como la deforestación que desentierra a un monstruo extraterreste. Las películas son casi más un espectáculo de efectos especiales que un relato completo, pero están bien elaboradas y tienen ritmo, racionalizando las escenas con humanos para que la acción con los monstruos comiencen relativamente pronto. Además, su voluntad ecologista es una excusa para mostrar las hermosas áreas boscosas en las que se desarrolla gran parte de la película, consecuentemente incendiado con la moralina ambiental en el final correspondiente.
Conforme iban llegando entregas las siguientes iban a peor, en cuanto a historia y efectos especiales, pero se mantienen entretenidas y locas, introduciendo conceptos de viajes espacio temporales que se le quedan grandes a los guionistas, creando paradojas ridículas pero muy divertidas. También tiene las apariciones de las gemelas en miniatura y criaturas benévolas como Ghogo, una bola con forma de pera con ojos, patas de pollo y una antena en la parte superior de su cabeza.
El hecho de tener como protagonistas a niños prepúberes puede tirar para atrás y, en general, no están consideradas los mejores spin offs de la saga Godzilla, pero pocas veces nos vamos a encontrar con un dislate de colorines, cromas, pigmeas cantarinas, batallas a lomos de insectos y números new age con atuendos del circo del sol para resucitar a una polilla gigante que, con sus colores podría ser mascota de la semana del orgullo gay.