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en el instituto nos pasábamos un tampón como si fuese material de contrabando

Bloody Venus: la cooperativa que quiere conseguir que la regla deje de ser un tabú

Todavía recuerdo cuando en el instituto nos pasábamos un tampón en clase como si fuese material de contrabando. Llegamos incluso a acuñar el término de ‘chocolatina’ para referirnos a ellos de manera más abierta, aunque siempre había algún compañero que picaba.

Menstruación Lola Vendetta

La regla es una compañera más en la vida de las mujeres que nos acompaña mes a mes durante unos 40 años, y pese a ello, siempre la hemos escondido con diversas estrategias. Aún a día de hoy existe un gran silencio, falta de información e incluso negación de este fenómeno natural. Y esto afecta a la salud de las mujeres.

Precisamente por todo el aura de negatividad y de desinformación que aún revuela sobre ella nace Bloody Venus, una de las primeras cooperativas en España dirigida a difundir y concienciar acerca de la cultura menstrual. En palabras de sus miembros, su filosofía fundamental es “ la unión: la unión de la mujer consigo misma (autoconocimiento, autoestima), con las otras mujeres (sanar vínculos femeninos); con su entorno (sanando vínculos con su entorno social y fortaleciendo su economía, y como consecuencia su autonomía) y con la naturaleza, reconociendo y honrando su ciclicidad y cuidando el planeta que nos acoge”.

El colectivo lo forman mujeres con diversos perfiles que abordan la menstruación desde distintos enfoques y disciplinas. Bajo el amparo de la cooperativa, se genera una red desde la que tender puentes entre las diferentes personas que trabajan en el ámbito. La idea es aunar esfuerzos y dar valor profesional y económico a una dedicación que aún no está visibilizada. Y por supuesto, ofrecer asesoramiento e información acerca de los diferentes mitos que circulan sobre la salud femenina.

Uno de los primeros tabús a derribar es el que sigue concibiendo la menstruación como la propia regla. “La menstruación es todo el mes e implica muchas más cosas”, comentan desde Bloody Venus. Un primer paso es aprender que gracias a ella somos cíclicas, que cada semana del mes nos sentimos diferentes dependiendo de las hormonas que entran en juego en cada momento; y que sí, que cuando nos sentimos eufóricas y con ganas de comernos el mundo también es por su culpa.

“Estamos absolutamente desconectadas del proceso de la menstruación. La parte más fácil de conocer es la regla, porque tu cuerpo te lo indica claramente con el sangrado. Y todo el mundo lo sabe aunque no se hable de ello”, asegura el colectivo. El problema es que productos higiénicos como los tampones o las compresas, nos dificultan la tarea de comprender realmente cómo se encuentra nuestra salud, porque enmascaran indicadores tan básicos como saber de verdad la cantidad de flujo que desechamos al mes.

Además del precio de estos artículos, con un IVA del 10% a pesar de que deberían considerarse productos de primera necesidad. Y luego están los residuos que generan al ser de un solo uso: imagina a la mitad de la población, durante casi cuatro décadas, menstruando cada mes.

“Por eso la copa menstrual es un elemento clave y es el hilo conductor de todo esto, porque es la manera en la que empiezas a darte cuenta de muchas cosas: a ver el color de tu sangre de verdad, a ver la textura, el olor…”. De hecho, el aprendizaje de Bloody Venus comenzó desde el momento en el que comenzaron a ser sus usuarias. Y justo en ese contexto formaron la Asociación para la Difusión de la Copa Menstrual (ADCM), para divulgar las alternativas de higiene femenina y “para que las chicas puedan elegir”, aseguran.

La información para interpretar los códigos de nuestro organismo o para saber qué tipo de producto de higiene nos conviene son pasos básicos en el autoconocimiento. Y forman parte del proceso de reapropiación de nuestro propio cuerpo como forma de empoderamiento femenino. Es un aprendizaje que continúa a día de hoy, pero que tuvo su origen durante la segunda ola feminista en los años 60 y 70. En ese momento se empezó a reivindicar el cuerpo de la mujer y sus procesos.

Y hasta el día de hoy: hay cosas que han cambiado, pero no las suficientes. Ya no te van poner pegas cuando hagas mayonesa con la regla por miedo a que la cortes, pero seguimos relegándola al ámbito más privado, y aún más en presencia de hombres.

Quizás dentro de unos años, las niñas en clase dejen de esconder una compresa cuando van al baño, porque puede que se haya conseguido cambiar la mentalidad global sobre la menstruación y la salud de la mujer. No volvería al instituto en la vida, pero sería bonito poder vivir el propio cuerpo sin tapujos en una edad que nos marca tanto.

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