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UN RELATO DE MARTA EME (@MARTAMJ32)

Ciento volando

¿Por qué nos cuesta tanto salir de nuestra zona de confort? Esta semana, @martamj32 resta valor a este refrán al que tantas veces nos aferramos y que tanto usamos para justificarnos: "Más vale pájaro en mano..."

... que ciento volandoiStock

Nos negamos a soltar eso que creemos tener en la mano bien apretado, bien seguro, mientras dejamos sin ni siquiera intentar, con más o menos convicción, tanto de eso que pasa por nuestro lado y que, seguramente, nos haría mucho más felices.

Lo que creemos pájaro es solamente un montón de plumas, un as que creemos llevar en la manga y no pasa de ser un seis

Eso que llamamos “pájaro en mano” no deja de ser una costumbre, una zona de confort más o menos cómoda desde la que vemos pasar la vida con eso que deseamos pero que no nos atrevemos a tomar, es eso que en su momento creímos necesitar pero ahora no estamos seguros de querer. Lo que creemos pájaro es solamente un montón de plumas, un as que creemos llevar en la manga y no pasa de ser un seis, eso que pensamos poseer y ni tan siquiera recordamos bien qué era ni en qué momento lo creímos tan importante. Nos convencemos de tener seguro eso que deseamos mientras lo que de verdad nos hace sonreír es mirar al cielo y envidiar las alas de los ciento que vuelan.

Ese pájaro que creemos tener en la mano a veces nos mete en su jaula mientras seguimos creyéndonos sus dueños

Puede que lo único seguro en la vida sea el momento actual aunque nos empeñemos en vivir parte de nuestro presente para un futuro que solo podemos imaginar puesto que ni siquiera sabemos cuánto durará. Y ese pájaro que creemos tener en la mano a veces nos mete en su jaula mientras seguimos creyéndonos sus dueños. Nos convertimos en prisioneros de eso que creemos dominar; caminamos por la vida con la sensación de orgullo de quien cree tener algo importante y, cuando abrimos la mano, solo encontramos arena que se va entre los dedos y unas cuantas ilusiones y oportunidades perdidas por miedo a que se escape eso que creemos tener si abrimos la mano.

Preferimos poseer a intentar, cerrar los ojos a soñar, leer cuentos a inventarlos

Preferimos poseer a intentar, cerrar los ojos a soñar, leer cuentos a inventarlos, permanecer inmóviles a buscar, convencernos a imaginar, el ancla a las alas, conformarnos con un triste condicional pudiendo tener un futuro perfecto y transitar por caminos sin emoción a intentar levantar el vuelo aunque acabemos cayendo. Nos han enseñado a conformarnos con falsos brillos, a creernos exploradores mientras no salimos de los caminos marcados y a formar parte de un rebaño siendo ovejas negras hasta que abrimos los ojos y la mano para liberar a ese pájaro y a la vez a nosotros mismos. Porque, en el fondo, somos de sueños, de caminos emocionantes, de inventar historias nuevas y de ciento volando.

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