El emotivo momento en que un niño paciente de cáncer se reúne con sus hermanos tras seis meses en el hospital
ASÍ SE RODÓ EL CORTO 'Una noche con Juan Diego Botto'
Muchos cómicos han rodado ficciones donde se interpretan a sí mismos y se parodian. Sin embargo no es común que un personaje público que nada tiene de cómico, como Juan Diego Botto, acceda a representarse en la ficción, sacando la parte más paródica de su perfil público: el compromiso social.
Con este cortometraje Juan Diego Botto está pre-seleccionado al Premio Goya por tener la gran virtud de reírse de sí mismo."
Una de las obsesiones de Teresa Bellón y César Calvillo parece ser escribir guiones donde los fans demuestran su idolatría por sus ídolos y, generalmente, acaban acostándose con ellos.
Así ocurrió con su corto 'Cariño, me he follado a Bunbury', donde una chica confiesa a su novio que se ha ido a la cama con el ídolo de este.
“El corto de Bunbury”, como se le conoce popularmente, se ha convertido en un fenómeno audiovisual y no hay estudiante de cine o de arte dramático que no lo haya visto.
Teresa y César son pareja, se casaron, y creyeron que aquel día era el más feliz de sus vidas, pero luego descubrieron que no era así. Porque cada vez que se meten en un proyecto viven experiencias que les hace subir el listón.
Después de rodar una historia de mitomanía y sexo sobre (pero sin) Enrique Bunbury, y otra con Gorka Otxoa, se propusieron llegar hasta Juan Diego Botto, al que no conocían en absoluto, solo como admiradores de sus pelis.
Escribieron un guion en el que una fan tiene una cita con él, y trata de llevárselo a la cama, pero en esta ficción Juan no logra dejar de ser él mismo y no puede dejar de hablar de hambrunas y ablaciones en África.
Ese es el punto de humor, y el reto: hacer que Juan Diego Botto entre al trapo de reírse de su compromiso social.
Teresa y César movieron cielo y tierra para dar con Botto, e incluso se presentaron en un acto público y se lo pidieron a bocajarro. Juan fue amable, pero pasó.
Le enviaron mensajes privados mediante terceras personas y nada. Durante algún tiempo, Juan omitió y silenció a César y Teresa. Tanto es así que ambos empezaron a temer que les pusiera una orden de alejamiento.
Pero de repente dio señales de vida: rodaría 'Una noche con Juan Diego Botto', aunque tuviera que bromear con el VIH y con cuántos niños mueren al día a causa del hambre en el tercer mundo.
El proceso duró un año desde que Teresa y César dieron con él hasta que se rodó. Juan Diego vivía en Los Ángeles y cuadrar su agenda fue muy complicado. Finalmente, el día acordado ÉL subió a la casa de ambos, para leer un guion con escenas de sexo que incluía un cunnilingus.
César y Teresa lamentaron no haber organizado mejor su librería, los libros buenos no se veían bien. En un descanso, Juan dedicó un instante a ojearlos: “best seller de mierda, ¿qué va a pensar de nosotros?”.
En el rodaje, la cosa se complicó cuando tuvieron que dirigir la escena de sexo. Cuando Juan practica un cunnilingus a Cristina, le dijimos: “Ahora, Juan, gira un poco más la cabeza hacia Cristina, hacia su coño. Ese fue nuestro nivel de dirección”, rememora Teresa.
El rodaje se completó, el corto no ha parado de ganar premios. Y después de varias fases, está a las puertas de los Premios Goya. 'Una noche con Juan Diego Botto' está entre los 15 pre-seleccionados por la Academia para ser cribados a la lista final de cinco nominados.
De nuevo, la boda de César y Teresa ha sido sobrepasada por una noticia relacionada con sus proyectos de ficción, una pre-nominación a los Goya.