El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
el Flako desveló los secretos de todos sus atracos
No es muy habitual ver a una persona con máscara subir a recoger premios en festivales de cine. Pero pasó. Es difícil mantener el anonimato mucho tiempo en este tipo de sitios, cuando llegas al festival tienes que aparecer de alguna forma, en coche o bajando del tren. Ahí no puedes llevar máscara. Luego tienes que irte al hotel que te reserva la organización, desayunar en el buffet. Y si llevas la máscara cuando desayunas se te ve a la legua, porque no puedes comer. Pero si no la llevas es posible que alguien pueda saber quién eres.
Flako no es cualquier persona. Es un tipo que ha ido a festivales de cine con una máscara blanca que, sinceramente, da un poco de miedo. Y lo ha hecho por una buena razón, es el protagonista de un documental que cuenta su vida, y la de su padre. Flako se ha dedicado a robar bancos, como su padre. Ha robado muchos, conoce todos los secretos, y ha pasado muchos años en la cárcel.
La idea de hacer un documental sobre atracos corría en la cabeza de León Simiani desde hace tiempo, él mismo lo explica en el documental 'Apuntes para una película de atracos', pues el género negro y el ambiente de gángsters siempre le atrajo. La historia del Flako era perfecta, salvo por un detalle: no se trata del típico atracador desalmado, sino que es una persona de carne y hueso, vecino de Vallecas.
¿Cómo convencer al Flako?
El Flako se crió sin saber a qué se dedicaba su padre. Y para cuando lo supo, sintió la llamada certera de su vocación. Hay quien desea ser futbolista, él quería atracar bancos, y acabó siendo un alumno aventajado. Demostró cuidado por el negocio, esmero por los detalles y el amor por un golpe bien hecho. No todo el mundo nace para ser economista. Hay quien se dedica a robar, de todo tiene que haber.
Uno de los puntos más bonitos de su profesión es evaluar como hacer el butrón, método en el que el Flako resultó ser un especialista. Consiste en cavar un túnel bajo tierra que debe llegar hasta la caja fuerte del banco. Se trata de abrir la zanja de noche y de robar sin ser vistos. Nada de secuestros o escándalos. El Flako buscaba robos de pico y pala.
En el documental, el Flako acompaña al director de la cinta por una de las calles más adineradas de Madrid y explica que hay bancos que pueden robarse siguiendo este método y otros que no. Para ello hay que conocer bien el complicado sistema de alcantarillado de Madrid, y saber qué edificios tienen sótano y cuáles no. Sin embargo, el Flako no solo robó en barrios “bien”, también lo hizo en Usera, nada se le resistía.
¿Qué gana un atracador haciendo un documental así?
Lo más interesante que descubres durante el documental es que para el Flako este modo de vida es una artesanía. Como lo es para el relojero o el escultor. El Flako ama los detalles de su profesión, y no quiere que se olviden. Para él, un buen robo es una obra de arte, algo que requiere ser contado porque denota esfuerzo, planificación y suerte.
La mujer del Flako le prohibió expresamente que colaborara en este proyecto. Hasta los ladrones tienen familia a la que proteger. Sin embargo el Flako se saltó esa petición y se comunicó con el director del documental a escondidas desde la prisión en la que cumplía condena. Y una vez fuera de prisión pasaron mucho tiempo juntos hablando de atracos, modus operandi y de cómo él había mamado desde pequeñito la esencia del buen ladrón.
El dinero robado se lo lleva el viento, incluso los años de condena también desaparecen y se juntan en el recuerdo como si hubieran sido un mal sueño. El Flako ya no roba bancos, ahora tiene un trabajo de 8 horas en el corazón de su Vallecas natal, sin embargo: siempre nos quedará el documental 'Apuntes para una película de atracos', que fotografía fielmente el amor por el robo del último butronero de bancos de Madrid.