Liada tras liada... Así son las meteduras de pata de ¡Martita! en su aventura por Barcelona
40 AÑOS DEL INICIO DE LA SAGA
Cómo una película de ciencia ficción convirtió 11 millones de dólares en una franquicia que vale 6.000 millones más es una cuestión que ningún experto en economía podría explicar en un seminario. Una locura de aventura y ciencia ficción que, además de hacer a George Lucas muy rico, cambió el negocio del cine a golpe de sable láser.
Aunque ahora parezca mentira, el verano de 1977, 20th Century Fox gastó mucho dinero haciendo y promocionando ‘Callejón infernal’, una película que no tenía ningún callejón pero sí cucarachas y escorpiones gigantes que perseguían a tanques post-apocalípticos en una tierra nuclear devastada.
‘Damnation Alley’ se adelantaba al rollito Mad Max y pese a que ahora sus efectos nos parecen risibles, era el equivalente a una superproducción de efectos en aquella época. Fox anunció el lanzamiento de la película planeando hacer una gran campaña durante la temporada navideña.
Mientras tanto, el estudio encajó una película de ciencia ficción espacial antes del día de los caídos. Justo antes de la temporada de verano. Así, quizá esa pequeña serie B tendría oportunidad de ganar algunos dólares antes de que se la comieran los grandes estrenos de la época estival. Aquella película era ‘La Guerra de las Galaxias’.
Y aquí estamos. Viendo cada día en twitter nuevas teorías, nuevos pósters, nuevos secretos, nuevos pelos de la nariz de Luke Skywalker en el ‘Episodio VIII’. Así vamos llenando MURO hasta el siguiente estreno navideño.
‘Star Wars’ tuvo tanto éxito que todavía estaba en muchos cines cuando le llegó el turno a ‘Callejón sin salida’, la niña bonita de Fox que a su lado, con sus cromas y aspecto de recortable superpuesto, parecía película hecha hace muchos años atrás.
La pregunta es, ¿por qué una sola película hizo volar por los aires todo el sistema conocido hasta ese momento? La única razón fue dejar que George Lucas tuviera los recursos y la libertad para hacer su película de la manera que él quería.
La razón no es que no hubiera películas como ‘Star Wars’ a mediados de los 70, sencillamente nadie había puesto todas las piezas juntas como él y sus colaboradores. La ola del nuevo Hollywood de jóvenes cineastas reimaginando los géneros occidentales había tocado a los gángsters, la acción o el horror, pero la ciencia ficción tardaba en arrancar.
Mientras Lucas realizaba su bombazo las pantallas del mundo presenciaban películas de gran concepto como ‘El hombre que cayó a la tierra’ o ‘La fuga de Logan’, obras casi alegóricas con notas hacia la vida contemporánea y un trasfondo intelectual.
Realmente, lo más parecido al futuro que traería Lucas era una película de animación llamada ‘Los hechiceros de la guerra (Wizards)’ ambientado en una tierra futura en la que magos buenos y malos viven enfrentados. Tenía una rica mitología y hasta lazos familiares que podían aspirar a crear un universo propio como el de nuestras guerras favoritas.
En cuanto a fantasías con aventuras y monstruos, por esas épocas lo petaba Kevin Connor y sus odiseas en continentes perdidos y ya se iba notando la influencia del ‘Tiburón’ de Spielberg. También se estrenaba ‘Almas de Metal’, la película de robots que ahora es la serie ‘Westworld’ de HBO.
Pero la space ópera todavía no había renacido todavía. Coleaban las series con poco presupuesto, valores camp y mucha influencia de la serie ‘Star Trek’, que aún no había sido convertida en películas. El éxito estratosférico de la historia de indios y vaqueros interplanetarios allanó no solo el camino del resto de imitadoras, sino que sería la línea invisible que une ‘Indiana Jones’ con ‘Piratas del caribe’.
Y para realizar su visión, Lucas revolucionó los efectos especiales, convirtiéndose en pionero en nuevas técnicas tanto para sus películas originales de los años setenta como para sus precuelas más recientes. Las plataformas de control de movimiento utilizadas para crear naves espaciales dinámicas fueron inventadas expresamente para esa peli. El resultado fue que las técnicas cambiaron, la planificación de los efectos era ahora prioritaria y los calendarios de rodaje tenían que ajustarse a ese nuevo planning.
Por supuesto, como suele ocurrir siempre que hay un éxito, se hacen imitaciones, copias o se apuntan a la fiesta del nuevo subgénero resucitado todas las cinematografías italianas, turcas o las que funcionen a base de exploitation.
Pero ‘Star Wars’ no sólo cambió el tipo de películas que hizo Hollywood después, también cambió para quiénes serían creadas. Había dos tipos de público. Películas para machos muy machos o películas con temas más diversos, con objetivo de público femenino.
El bombazo atrajo un nuevo tipo de público a las salas. Principalmente niños de 8 a 16 años, por lo que Hollywood concentraría su poder en adolescentes y ampliaría la oferta para los querubines, que apenas tenían opción a ver algunas películas de animación. Las películas empezaron a planearse para captar a todos los rangos de edades posibles. Por eso, hoy tenemos, por ejemplo, el cine Marvel.
Al respecto de esta nueva franja de edad, George Lucas fue previsor y algo visionario: se ofreció a dirigir la película bajando e caché a 150.000 dólares a cambio de retener los derechos de merchandising y la secuela. Un contrato increíblemente ingenuo en el momento, puesto que Fox había perdido montones de dinero en productos del doctor Doolittle algunos años antes. Pobres.
Los juguetes de ‘Star Wars’ han generado hasta ahora unos 12 mil millones de beneficios, e incluso ha elevado la cuestión de que si los muñecos existen gracias a las películas o si estas se hacen para vender los muñecos. Y todo viene de esa decisión basada en una confianza ciega en lo que estaba haciendo.
El fenómeno cultural que generó, impulsó por primera vez las historias sobre la rentabilidad de una película en las portadas de los periódicos. Los medios de comunicación se obsesionaron con el fin de semana de apertura, y la taquilla, hasta el día de hoy, se discuten los domingos como los resultados deportivos.
Un drama de la industria con raíces en el éxito de la primera entrega, que acabó funcionando como el Big Bang del cine pop moderno. Hay rastros de ella en cada blockbuster, introdujo el marketing relámpago, el debate de los aficionados y las sagas para el multiplex.
De ‘Regreso al futuro’ a ‘El señor de los anillos’, pasando por Harry Potter y el universo cinemático Marvel, con personajes y líneas de trama que continúan película a película, mitología detalladas para ser diseccionadas y debatidas por los fans. Libros, cosplays, cómics, y todo el concepto de universos expandidos son impensables sin pensar antes en ‘Star Wars’.