El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
DE TURISMO EN EL INFIERNO
Esta gran desconocida fue una ínsula que pasó de tener la mayor densidad de población del planeta a 0 habitantes en un flash. También es conocida como 'Gunkanjima', en japonés, barco de guerra, ya que desde lejos parece una Acorazado.
Esta es una de esas veces en las que la frase: “la realidad supera a la ficción”, cobra más sentido que nunca. La isla no fue abandonada por una guerra, por un tsunami o por una catástrofe nuclear, no, la isla fue abandonada por motivos estrictamente económicos.
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Alrededor de 1887, en plena revolución industrial japonesa, la empresa Mitsubishi compró la isla con la intención de explotar sus recién descubiertas minas de carbón. Tardaron casi un siglo en extraer hasta el último gramo de dicho mineral. Y claro, una vez ese corazón no tuvo más sangre que bombear, la isla murió y todos la abandonaron.
Lo cierto es que no había ni un sólo motivo más allá del laboral para que alguien quisiera quedarse en la isla. De hecho, tras el fin del carbón, el proceso de abandono se aceleró cuando Mitsubishi ofreció nuevos puestos de trabajo en otros destinos a quienes fueran los primeros en mudarse. Todos escaparon de Hashima como si el propio Norman Bates los estuviera persiguiendo con un cuchillo. Una prueba de ello es que se han llegado a encontrar habitaciones en las que la mesa estaba sin quitar y los cacharros sin fregar.
Pero mientras el carbón surtía de savia a la isla, se diseñó y construyó sobre ella una mini-urbe de 480 metros de largo por 150 de largo, es decir, más o menos un campo de fútbol. Un micro espacio en el que llegaron a cohabitar más de 5000 personas, convirtiéndose por méritos propios, como digo, en el lugar con mayor densidad de población del planeta.
Gracias o por culpa de otra guerra, la de Corea, entre en 50 y el 53, se volvió a disparar la demanda de carbón. Cientos y cientos de apartamentos y edificios conectados entre sí fueron apilándose cual piezas de Tetris en una metrópoli vertical en miniatura. Incluso tuvo que ser amurallada para poder protegerla de los fuertes oleajes con los que frecuentemente era sacudida.
En plena 2ª Guerra Mundial, alrededor de 1941, la isla estaba generando cerca de 400.000 toneladas de carbón al año. Los responsables quisieron rajar la gallina de los huevos de oro, pero para ello necesitaban mucha y muy barata mano de obra, y la consiguieron secuestrando a cientos de chinos y coreanos y convirtiéndolos en esclavos de las minas. Cerca de 1500 desaparecieron sospechosamente o directamente murieron por malnutrición o accidentes de tipo laboral.
Pero no todo eran minas y viviendas en Hashima. Por muy increíble que parezca había escuelas, parques, negocios, hospitales e incluso templos. Lo que no había, como era de esperar, eran zonas verdes. Debe ser maravilloso vivir en una ciudad sin un sólo parque. Y no sólo eso, a esto hay que sumarle un 95% de humedad y el perpetuo polvo del carbón pululando por las fosas nasales y pulmones de sus habitantes. Hashima se ha convertido, junto a Auschwitz, la mansión de Sharon Tate o Chernóbil, en uno de los destinos estrella del 'Dark Tourism'.
Hashima pertenece a Nagashaki, y es ahí desde donde zarpan los barcos turísticos hacia La Ciudad Fantasma. Una ruina post-apocalíptica que no es sino la imagen de lo que supuso el boom industrial nipón.
Y precisamente por ser una ruina, los turistas que la recorren lo hacen bajo unas rigurosas medidas de seguridad. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de más de medio siglo de abandono. Con todo, y más allá de que parezca sacada de un cuadro de Giger o Beksinski, Hashima tiene su atractivo y su fama. Muchos la descubrieron gracias a que fue la guarida de Javier 'Raoul Silva' Bardem en el film de la saga 007, 'Skyfall'. Y no sólo eso, sino que en 2015 pasó a formar parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO.