El coño de la Bernarda, ¿sagrada reliquia?

Todos hemos oído alguna vez la expresión "esto es el coño de la Bernarda", para referirse a un lugar o suceso donde cada cual transita como le parece y hace lo que quiere.

Son varias las leyendas sobre quién fue la tal Bernarda y qué pasaba con tan íntima parte de su anatomía. La más extendida señala a una mujer así llamada que vivió en la provincia de Granada durante el siglo XVI y que se ganaba la vida como santera, y de una forma un tanto peculiar: era capaz de curar todo tipo de dolencias permitiendo al personal introducir la mano dentro de su vagina. ¡Tenía superpoderes en el coño!

Dicen que frente a su casa se apostaban largas colas de peregrinos, y que había obtenido sus mágicos poderes curativos por la intercesión de San Isidro Labrador, que la visitó un día que estaba aburrido y algo haría porque aquel coño ya no volvió a ser el mismo de antes.

Cuentan los más viejos del lugar que tras el fallecimiento de Bernarda, su cuerpo fue desenterrado y solo permanecía incorrupto su santo coño, por lo que fue llevado hasta la iglesia de su pueblo y colocado allí en una urna de oro para su adoración.

Otros dicen que la santera Bernarda no exisitió, y que se trataba en realidad de la promiscua hija de un rey musulmán; otros la sitúan mucho más tarde, en la Guerra de Marruecos, siendo una prostituta que no paraba de atender a la tropa española desplegada en el Rif a principios del siglo XX.

Sea como fuere, Bernarda y su transitado y milagroso coño bien se merecían un artículo como éste, ¿no creéis?