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Cosas insufribles de tener una pareja celosa

Becaria nos explica los ocho tipos de celos que pueden existir en una pareja.

Celos iStock

Quien tiene una pareja celosa, tiene un calvario. Hay quien dice que los celos son síntoma de amor, pero son pura asfixia y no erótica precisamente: que si la ropa, las compañías, los amigos, las fiestas, las compañeras de trabajo, los likes en redes sociales o "que si le pones mejor cara al jamón de york que a mí". Cuando los celos empiezan a arañar con delirios y paranoias sin razón de ser, toca ponerle solución lo antes posible antes de que la situación vaya peor y pueda ser demasiado tarde... Y si no hay rectificación en esos celos que terminan llevando por la calle de la amargura a todas las partes, lo mejor será un "hasta luego, y si te vi, no me acuerdo":

- Celos urbanos: cuando la pareja mira a otro en la calle. Ese momento en el que vais paseando, se cruza una chica guapa o el primo segundo de George Clooney con 30 años menos, y tu pareja te cuestiona por qué miras a esa o ese, qué tiene esa persona desconocida que no tenga él o ella, y entra en cólera. ¡Alertaza de celos enfermizos!

- Celos digitales: cuando la bronca se desencadena por los likes que pones a tus amigos en Facebook o Instagram, y te salvas de Fotolog porque ya no existe, nada bueno se puede aventurar. Y si el stalkeo va más allá y te confisca el móvil o accede a tus cuentas, los cimientos de la estabilidad emocional y parejil ya se tambalean más que el chasis de un Seat 600 con el motor de un Ferrari.

- Celos cotilleando tu pasado en Facebook. No se lo creerá, ¡pero tu pareja también tuvo vida antes de conocerte a ti! Házselo saber, que ya tienes una edad para no perder el tiempo ocultando fotos antiguas para que no se moleste.

- Control de la última hora de conexión del WhatsApp: te insiste esperando respuestas al momento, te pregunta con quién hablas, sobre qué, y quiere verlo para comprobar que no le mientes. Blockeo que se merece, por listo/a.

- Celos cuando decides salir o hacer un viaje con amigos. El viaje que más suele sacar de las casillas a un celoso redomado es una despedida de soltera o la juerga de amigotes durante diez días en Tailandia. A Suplicios Airlines le gusta esto porque venden más vuelos, pero a la larga no es nada ventajoso.

- Celos cuando le llamas por el nombre de tu ex pareja en el supermercado o dándole brillo a los barrotes de la cama. A ver, a nadie nos gusta que nos llamen por otro nombre, ¡pero un error lo tiene cualquiera! Y es de humanos acordarte de alguien ajeno mientras estás teniendo sexo con otra persona.

- Celos de barra de bar un sábado cualquiera. Esa situación en la que no hay quien salga de fiesta sin sentir unas cadenas porque la pareja está pendiente al 100% de que el otro no saque los pies del tiesto: que el maromo se enerve porque en cuanto se despista para ir al baño o a saludar a alguien, ya le están entrando a su novia. O viceversa. Esta es una de las situaciones más insostenibles en una relación. ¡Perdón por existir!

- Celos de trabajo: cuando ella/él teme por la relación porque seguro que tienes compañeras más listas y guapas que ella, o compañeros con más bíceps que él. Hasta que se conocen y ella se queda más tranquila al ver que son feas o no encajan en sus cánones de belleza, y él comprueba que ellos son unos esmirriados bajo su prisma de vigoréxico inseguro y con complejos. La situación se agrava si considera que las compañeras están más buenas que ella. O los compañeros tienen un cuerpo de gimnasio mucho más currado. ¡Ya ni hablar del pollo al llegar a casa los días que haces horas extra!

¿Un secreto? Nadie somos propiedad de nadie. Así que, ánimo, ¡de ser celoso también se puede salir!

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