TAZÓN MARAVILLA
Existen grandes momentos en la historia de la humanidad. Pequeños actos acumulados que, unos tras otros como fichas de dominó, lograron avances nunca antes imaginados. Hubo una vez un hombre que tuvo un sueño: llevar comida a cualquier lado sin preocupaciones. Y lo consiguió.
Earl Silas era un muchachito que había nacido en Berlín en 1902. No, no el Berlín de Alemania, sino el de Estados Unidos, ubicado en New Hampshire. Creció, imaginamos, feliz y con la esperanza de traer un futuro mejor a su país. Empezó a materializar sus sueños a partir de 1938, cuando fundó una empresa que cambió el mundo. Porque su nombre completo era Earl Silas Tupper, y la compañía que fundó se llamaba Tupperware.
En 1947 se presentó el producto estrella conocido como tazón maravilla. Era un recipiente de plástico con una tapa que se cerraba de forma hermética y que permitía conservar toda clase de comida y alimentos sin preocuparse de su estado. En su sencillez radicaba su excelencia, y este bendito cacharro es utilizado por millones de personas de forma diaria tanto para guardar las sobras en su casa como para llevar comida al trabajo. Fiambrera, tartera, táper, portacomidas, tarrina, lonchera… Tiene nombres mil porque nuestro idioma es muy rico, igual que el bueno de Earl tiene nuestros agradecimientos casi 80 años después.
¿Qué fue de su vida tras hacer de nuestro planeta un lugar mejor? Vendió su empresa, se divorció, renunció a la ciudadanía estadounidense (porque, claro, ya era ciudadano del mundo) y se fue a vivir a Costa Rica, donde residió hasta el final de sus días en 1983. Murió de un ataque al corazón, aunque su legado es ya eterno. Tupperware Brands Corp sigue funcionando como empresa a día de hoy, mientras que los tuppers siguen gozando de un lugar privilegiado en los armarios de la cocina de cualquier buena casa que se precie. ¡Bendito cacharro!