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¿CÓMO SE PASA DEL CAOS A LA DICTADURA O LA MONARQUÍA?

De la dictadura a la monarquía: así se gobierna contra los zombies en The Walking Dead

¿Cómo se pasa de un universo sumido en el caos y la anarquía a uno regido por sistemas dictatoriales, o incluso monárquicos? A pesar de las críticas por su desgaste creativo, 'The Walking Dead' resulta interesante por su manera de retratar diversas formas de gobierno.

Agencias Las diferentes formas de Gobierno en The Walking Dead

'The Walking Dead' es una de las series de televisión actuales más seguidas y comentadas, ya sea durante su emisión o en los meses posteriores, en forma de noticias y teorías más o menos descabelladas. Lo que la distingue de otras producciones igualmente populares, como 'Juego de Tronos' o 'Stranger Things', es que las críticas hacia ellas son casi siempre polémicas, también de aquellos que la ven.

A pesar del desgaste sufrido y la incuestionable redundancia con la que regresa temporada a temporada (en AMC y Fox TV en España), hay algo en lo que aún resulta interesante: su reflejo político. Tranquilos, que esta vez no hablamos de Donald Trump, sino de cómo la serie reimagina sistemas de gobierno que ya conocemos, como los mejores ejemplares del género apocalíptico y de ciencia ficción, hasta novelas icónicas, como 'El señor de las moscas'.

¿Cómo se pasa de un mundo sumido en el caos y la anarquía a una dictadura, o incluso a una muy particular monarquía? Son cuestiones que 'The Walking Dead' ha tratado, al menos puesto sobre la mesa, desde aquellas temporadas en que los zombis dejaron de ser el gran enemigo e hicieron de él a los humanos.

En el final de la segunda entrega, Rick Grimes, protagonista de la serie, se planteó que la única forma de garantizar la protección de su grupo era alzándose como el único líder. En su camino, fueron encontrando otras microcomunidades de diferente organización, pero con un aspecto en común: en ellas era una sola persona la que tomaba las decisiones, y la ficción lo premiaba además como la idea acertada y evidente para sobrevivir.

'The Walking Dead' | AMC

El Gobernador y Negan, los grandes villanos

La primera ocasión en que la política de 'The Walking Dead' llamó la atención de la audiencia y la crítica fue con la aparición del Gobernador. Este personaje, uno de los grandes villanos de la saga literaria en que se inspira la serie, era el cabecilla de Woodbury, un colectivo más grande y próspero que los que habían mostrado anteriormente, donde él gobernaba con mano de hierro y métodos algo crueles, como esos violentos circos zombis proyectados para mantener a raya el instinto y el terror de sus miembros.

La dictadura del Gobernador se basaba además en aplastar a los grupos externos que no apoyaban su liderazgo ni sus formas, y el de Rick fue el primero que les plantó cara. El final de la tercera entrega narra la militarización de ambos bandos, y un conflicto armado que acaba con los refugios y modos de vida también de ambos.

Una idea similar, la unión de fuerzas armadas de diferentes comunidades, es la que plantea la ficción en sus últimos capítulos, cuando el grupo protagonista se propone acabar con Negan. El personaje con el que la serie ha querido cambiar las reglas del juego reformula la dictadura del Gobernador y lo acerca a un sistema feudal donde se gobierna a través del terror.

The Walking Dead | Agencias

El enemigo del bate de béisbol es el líder de los Salvadores; aterrorizan a varias agrupaciones, que deben entregar periódicamente comida y armas, como si fuera un diezmo, y matan a quienes no lo pueden cumplir o se muestran disidentes. No sabemos cómo han llegado hasta ahí, pero sirven de ejemplo el caso de Rick y compañía, que sufren la muerte de dos compañeros a sus manos, y el de Oceanside, una congregación proscrita en la que todos los hombres fueron masacrados.

Sistemas fascistas y el uso de la violencia

El último sistema que ha presentado 'The Walking Dead', sorprendente por su ausencia en el imaginario de Estados Unidos, es el de la monarquía. El concepto no es tan rígido como el que conocemos, pero guardan ciertos puntos en común: el Rey Ezekiel, otra figura heredada de los cómics originales, es el dirigente del Reino, un colectivo de cuyas decisiones geopolíticas se encarga solo él, apoyado por consejeros.

No ha sido investido por un poder vitalicio o divino, germen de las monarquías al uso, pero sus súbditos le rinden devoción por su sabiduría. En la práctica es otro gobierno absolutista, aunque en la serie le añaden un aura legendaria no sin cierto cinismo. Una alternativa más revolucionaria que hemos visto recientemente es la de Oceanside, una comunidad formada por mujeres y liderada por un pequeño grupo de ellas.

Entonces, ¿no hay lugar para la democracia en el mundo de 'The Walking Dead'? No, no lo hay. El único acercamiento ha sido, cómo no, el de los protagonistas de la serie: tras su ascenso en Alexandria (una comunidad en la que, por cierto, Rick realiza una especie de golpe de Estado), Grimes pide opinión a los habitantes en una suerte de asamblea comunitaria, aunque él sigue siendo autor y ejecutor de toda resolución.

Por apuntes como estos, la ficción ha recibido a lo largo de sus siete temporadas las críticas de aquellos que la acusan de fascista, por su retrato de los líderes absolutistas y personalistas como peaje político en un universo postapocalíptico (¿no es un clásico del género de la ciencia ficción?), pero también por el empleo de la violencia como el aprendizaje necesario para sobrevivir. ¿Es una premisa argumental o puro marketing?

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