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Cocaína, prostitutas y mafia

El documental que ningún fanático de Maradona quisiera ver

El 14 de junio se estrena en los cines europeos uno de los documentales del año, que explora la vida y obra del astro del fútbol argentino. Está dirigido por Asif Kapadia, autor de otros documentales biográficos de éxito sobre otras figuras públicas como Amy Winehouse y Ayrton Senna. Esta vez le toca, al para muchos, y a pesar de otros, 'Dios del Fútbol'.

Maradona en el banquillo EFE

Yo soy cero futbolero, pero mi padre y mi hermano sí, mucho, sobre todo mi padre. En este sentido yo siempre he sido una causa perdida, pero mi hermano era el Joven Padawan de mi padre. Mi padre, aparte de aficionado, fue árbitro y entrenador de fútbol. Es un yonqui, no sólo del fútbol, sino del deporte en general, y no sólo del deporte, sino de todo lo que contienen las palabras 'Espíritu Deportivo'.

Así que cuando mi hermano, es decir, el joven Padawan, le hablaba a mi padre como cualquier fandom sobre las proezas de Diego Armando, mi padre le paraba los pies con un speech sobre deporte, droga y responsabilidad. Para mi padre, el genio del fútbol argentino era simplemente un drogadicto que aparecía en los medios haciendo gala de sus excesos mientras millones de niños lo admiraba. Para mi padre, no era un deportista, no era una súper estrella, no era alguien a quien admirar, era simplemente, chusma.

Mi padre lo intentaba una y otra vez pero nunca supe hasta qué punto mi hermano hizo caso omiso de las palabras de su maestro Jedi. La de mi padre siempre me pareció una postura demasiado radical. Maradona, al igual que otros deportistas como Tyson o Sotomayor, también consumía cocaína, por no hablar de Phelps, Bolt y otros tantos aficionados al cannabis. Pero la gran fijación de mi padre siempre fue Maradona. Yo creo que lo veía como una especie de Pablo Escobar del deporte.

Lo cierto es que Maradona, más allá de la visión paternofilial, siempre se ha caracterizado por tener una personalidad incómoda y escandalosa que nunca ha reprimido, al revés, siempre que tiene ocasión, alardea de ella como si se tratase de un Ferrari.

También alardea de sus ideales políticos, por ejemplo, es un gran admirador de Ernesto 'Che' Guevara y Fidel Castro, nunca lo ha escondido, al revés, tiene a ambos tatuados en su brazo y pierna. Era amigo íntimo de Hugo Chávez y sigue siéndolo de Evo Morales. Nació y se crió en un barrio chabolista al sur de Buenos Aires llamado Villa Florito, así que, de alguna manera, es hasta comprensible su devoción por la izquierda multimillonaria latinoamericana.

Sin embargo no tiene ningún problema en mostrar su admiración por Putin, uno de los adalid de la ultraderecha europea, una admiración recíproca que incluso provocó que el astro argentino se mudase en 2018 a Bielorrusia para presidir el Dinamo Brest.

Pero, ni su multitudinario recibimiento a lomos de un tanque, ni la mansión de 20 millones de dólares en la que vivió, sirvieron para retenerlo antes de convertirse en el nuevo director técnico de Los Dorados de Culiacán. Por cierto, Culiacán, cuna del cártel de Sinaloa, el más poderoso de México. La cabra tira al monte.

Droga y mafia, dos mundos en los que Maradona se mueve como pez en el agua. Todos recordamos los tiempos en los que El Pelusa estuvo jugando en el Nápoles. Nápoles es la tierra de una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo: La Camorra. Aprovecho para recomendar 'Gomorra', tanto la novela de Saviano como la película de Garrone.

Pues bien, pese a que, el por aquel entonces presidente del Nápoles, Corrado Ferlaino, lo negara, todos sospechaban que el fichaje de Diego Armando lo había pagado La Camorra. De hecho, Maradona no tuvo ningún problema en hacerse amigo íntimo de Carmine Giuliano, del clan Giuliano, quien fuera su dealer privado de cocaína.

La mafia napolitana lo convirtió en su icono. Lo mimaban, lo protegían y lo colmaban con cocaína, fiestas y prostitutas. Le regalaban Rolex a cambio de actos públicos. Lo invitaban a cenas en cuyas mesas había más pistolas que platos.

Y mientras tanto, el mito del fútbol esnifaba y esnifaba hasta que poco a poco iba metamorfoseándose en esa parodia de sí mismo que es hoy en día. Con todo, hay que recordar que para muchos es un Dios con su propia Iglesia: la Iglesia Maradoniana.

Este artículo es sólo un snack de lo que nos encontraremos en este documental, el resultado de 500 horas de un metraje, que incluye material inédito, y que se centra, precisamente, en su periodo napolitano. El documental se estrenó en Cannes.

Diego Armando no asistió, supuestamente por una operación de hombro, aunque otros dicen que, pese a no haberlo visto, lo quiere boicotear y le ha pedido a su hinchada que no vaya a verlo. Al parecer no le ha gustado un pelo la frase promocional del cartel: “Diego Maradona: Rebelde. Héroe. Estafador. Dios”.

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