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¿Estamos en manos de dos psicópatas que juegan a ser Dios?

Donald Trump y Kim Jong-un, los dos líderes más odiados del mundo, tienen más cosas en común de las que te creías

Hace poco fuimos testigos de un hecho insólito, Trump y Jong-un estrechándose la mano. Un acto tan siniestro y surrealista como lo son sus propios protagonistas. Dos hombres y un mismo destino: el planeta Tierra. ¿Estamos en manos de dos psicópatas que juegan a ser Dios?, la respuesta es sí.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un EFE (Archivo)

Día: 12 de junio. Lugar: hotel Capella de Singapur. Donald Trump y Kim Jong-un se estrechan la mano mientras son acribillados por cientos de flashes de cámaras de quienes tuvieron la suerte de estar allí para presenciar e inmortalizar el acontecimiento, histórica y mediáticamente hablando, más importante y 'dadaísta' de los últimos tiempos. La gran pregunta: ¿ese estrechamiento de manos es lo que quizá puede librar al planeta Tierra de una Tercera Guerra Mundial o es puro postureo?

A Trump le fascinan los medios de comunicación y el ‘show business’. Su 'megalomanía' le obliga a estar frente a una cámara siempre que puede. Al igual que Reagan, creo que en realidad es un actor frustrado. Más de uno recuerda sus cameos en cine y TV. ‘Solo en casa’, ‘Fresh Pince’ y ‘Los Simpson’ son mis favoritos. A Jong-un le ocurre exactamente lo mismo que a Trump. No sé cómo lo consigue, pero de una manera u otra, todos los días veo su cara en un medio u otro.

Una de las primeras cosas que llamó la atención de este 'primer encuentro' fue la estatura. Kim mide 1,75, que no está nada mal, pero es que Donald pasa el 1,90. Y pese a que Trump no es precisamente una sílfide, luce mejor que Kim, y no me estoy refiriendo a 'Kardashian', sino a un tipo que ha llegado a pesar 130 kg. De hecho, durante un tiempo, el ciberespacio del gigante asiático estuvo plagado de insultos del tipo: “Kim Gordito III”. Los mandatarios norcoreanos respondieron pidiendo la colaboración del Gobierno Chino para que cualquier tipo de insulto al supremo líder, relacionado o no con su obesidad, estuviera totalmente prohibido.

El insulto es algo que también tienen en común ambos especímenes. Jong-un llamó a Trump “viejo chocho demente”. “Voy a domar con fuego al desequilibrado y viejo chocho americano” fueron sus palabras exactas. Trump no tardó en responder por Twitter: "¿Por qué Kim Jong-un me insulta llamándome viejo cuando yo nunca lo llamaría bajito y gordo?". El líder norcoreano dijo del jefe de la Casa Blanca que era “un perro asustado que ladra más fuerte". A lo que Trump replicó: “Por favor, que alguien de su régimen hambriento y empobrecido le informe que yo también tengo un botón nuclear mucho más grande”. Si no estuviéramos hablando de los líderes más poderosos del mundo cualquiera diría que se trata de una ciber-guerra entre influencers y haters.

Este primer encuentro motivó que no pudiera dejar de pensar en cosas que, estoy seguro, eran las que verdaderamente ocupaban la mente de estos dos hombres durante ese instante: ¿la paz mundial?, no, su 'obsesión capilar', otro de sus puntos en común. Sus respectivos y característicos cortes de pelo dotan de personalidad la imagen que ambos líderes proyectan. Trump luce con la mayor dignidad posible una melena rubia, presuntamente indestructible y varonil, que fue puesta en duda gracias a un vídeo en el que lo veíamos subiendo al 'Air Force One'.

Lo que vemos en ese vídeo es un 'Nicolas Cage' en toda regla, es decir, un falso pelo, un bisoñé que lo delató y lo descubrió como el hombre alopécico que todos sospechábamos que era. Kim Jong-Un también se toma muy en serio lo del tema capilar, hasta el punto de convertir 'lo capilar' en una cuestión de Estado. En Corea del Norte sólo están permitidos 28 cortes de pelo oficiales. 18 para mujeres y 10 para hombres. Muchos dicen que Jong-un ha ordenado que toda la población masculina lleve su corte de pelo, pero a día de hoy esto es algo difícil de demostrar.

Y justo al final del texto volvemos al principio, al 'duelo de estaturas' de ese primer encuentro. A priori parecía que Trump había ganado al norcoreano con su más de 1,90, pero claro, Jong-un tiene 35 años y el estadounidense acaba de cumplir los 72. Su diferencia de edad suple con creces su diferencia de estatura. Este, a veces imposible y ridículo constante intento de ambos por ocultar sus 'carencias', es algo que los une mucho más de lo que ellos piensan.

Estamos demasiado acostumbrados a que nos machaquen con datos grandilocuentes. Es necesario hacer hincapié en los 'pequeños detalles', que a veces son mucho más terroríficos y reveladores, y nos explican mejor, quiénes son los que se dedican a jugar con el Mundo como lo hacía Chaplin en 'El gran dictador'.

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