El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
@NORCOREANO
Esta semana hemos celebrado las fiestas de Pyongyang. Es una semana muy especial para todos los pionyaneses a los que les añadimos dos botellas de rebujito y una de Pilycrim en sus cartillas de racionamiento. Los más jóvenes disfrutan de las atracciones de la feria: los tiovivos (la gente piensa que le he puesto este nombre a la atracción con recochineo), la noria y los tanques de choque con su banda sonora de Camela. Los mayores compran boletos de la tómbola para ver si les toca una bici o un saco de arroz, y juegan al tiro al opositor: si derriban tres opositores con la escopeta se llevan el oso de peluche. Las noches suelen terminar en la caseta del Partido Único cantando una de las canciones más populares de Corea del Norte: “La bomba”, pero no la de King África sino la de Ritchie Valens. "Para bailar la bomba se necesita un poquito de uranio, un poquito de uranio enriquecido y arriba y arriba. Yo no soy marinero, soy dictador, soy dictador, soy dictador".