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Epistolario electoral: Promesas vendo que para mí no tengo

Becaria da su opinión sobre las próximas Elecciones Generales que se celebran el domingo 23 de julio en esta carta analizando lo que puede suceder en las urnas.

Dos operario trasladan urnasEFE/Alejandro García

El próximo domingo 23 de julio nos toca volver al colegio y no a aprender Historia y mejorar la ortografía, sino a votar a los CEOs de la nación para los próximos cuatro años, aún con la resaca de las elecciones autonómicas, urbanas y de pueblo.

De refilón, hace un rato leía a una llorona en Twitter quejarse "por no tener opción real a la que votar como mujer", y he pensado que ojalá aquí Clara Campoamor para soltar unos guantazos emocionales, o con lo que tuviera más a mano. ¡Pero no ha visto qué plantelazo!

Se dice que estamos condenados a repetir la Historia, lo cual es extensible al panfletarismo y a los eslóganes políticos como si fueran nombres de burdeles. Al fin y al cabo, ¿qué diferencia a la política del proxenetismo y el sexo forzado a cambio de dinero? "Es el momento", dice el eslogan del PP, un nombre entre lupanar y club swinger madrileño; "Lo que importa" pone en grande debajo de su logo VOX. En efecto, el tamaño importa, pero lo que se sale del marco es el filtro verde a lo Hulk que han puesto al careto de Santiago Abascal con la aplicación Canva. En la cabeza de sus creativos ha sido espectacular.

Haciendo un análisis a vista de pájaro de las epístolas electorales y otros cálculos renales, es precisamente la de Vox la más catatónica. Merecería una disección por cada renglón torcido de su Dios. Una redacción entre masónica destacando sus "lazos fraternos" y de juntaletras de la revista SúperPOP hablando de "guerra de sexos" entre hombres y mujeres por su postura contraria a la Ley Contra la Violencia de Género, abolicionista del Instituto de la Mujer y del aborto. Se quieren cargar los derechos de las mujeres, los cuales para ellos son una lucha contra el hombre, empleando una terminología caducada como si el problema fuese que no encajan en nuestras vaginas sus micropenes. De esos asuntos de los estiramientos del balano ya se encarga otro ministerio.

El PP, reciclando la carta de las últimas diez elecciones nacionales y autonómicas con mensajes vacuos para quedar bien, contentar a todo el mundo y a nadie, ni a ellos mismos, ha metido a calzador un alegato en contra de la violencia de género "alejado de cualquier tipo de partidismo". No se vayan a enfadar sus socios de Vox que aún llevan la estampita de Pilar Primo de Rivera en la cartera. ¡Céntrate, Bartolo!

"Adelante" como los de Alicante, con perdón, que pregona un PSOE con Pedro Sánchez de perfil mirando drones en el cielo. "La mejor España" y "España avanza" subrayan en rojo en su carta, en un perfecto castellano y en un lenguaje poco inclusivo para lo feministas que son. Y en Sumar, donde caben dos caben tres, en un tono maternalista con Yolanda Díaz a la cabeza posando como para un catálogo de Cortefiel, haciéndole la competencia en una papelina de bajo presupuesto al guapísimo Feijóo. Pero yendo a lo importante, ¿alguien va a votar a un clon intelectual de Rajoy, cuya política más conocida es haberse paseado en yate con un narcotraficante?

Los mensajes vacíos son transversales, aunque como podemos ver abriendo las cartas que nos envían franqueadas con nuestro dinero, unos más que otros. Ellos se ríen de nosotros y nosotras de ellos, y si cabe resaltar un emblema no electoral del inolvidable Rajoy, es el siguiente: "Lo que no mejora, empeora". Ahí tenéis el dato, a ver qué destrozo hacéis en las urnas.