El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
UNA CAMPAÑA CROWFUNDING BUSCA FINANCIAR UN DOCU SOBRE SU VIDA
Tura Satana (Hokkaido, 1938 - Nevada, 2011) debutó en la gran pantalla de la mano de ni más ni menos que Billy Wilder. La icónica actriz y bailarina, en efecto, es una de las putas que aparecen en ‘Irma la dulce’, la película del 63 en la que Jack Lemmon y Shirley MacLaine volvieron a enamorarse después de ‘El apartamento’, esta vez en París.
Es imposible no fijarse en ella. Armada ya con las afiladas cejas negras, el eye-liner alado y el explosivo par de tetas que la harían famosa un par de años más tarde, Tura es la japonesa que luce un vestido morado a rayas y graciosas pezoneras en una calle del barrio de Pigalle, ofreciendo su compañía al policía al que interpreta Jack Lemmon.
Si éste hubiera sucumbido a los encantos de Tura y, en vez de enamorarse de Irma, hubiese aceptado subir a la buhardilla de la japonesa, nos hubiéramos enterado de una vida la mar de fascinante y la película hubiera seguido derroteros muy distintos.
Tura Satana le hubiese contado al agente, por ejemplo, que fue amante de Elvis Presley y de Frank Sinatra. O que Harold Lloyd la animó a dedicarse a la interpretación después de que posara para él en una sesión de fotos. Por suerte, en kickstarter.com han montado un crowfunding para financiar un documental sobre Tura, y, si todo sale bien, pronto sabremos más sobre la fascinante actriz
Violada en un callejón
Tuvo una infancia trágica. Cuando tenía solo 10 años, la pequeña Satana fue violada por cinco hombres en un callejón de Chicago. Desafortunadamente, el policía que la socorrió era primo de uno de sus atacantes, y del atestado que entregó al juez resultó el internamiento de Tura en un correccional de menores en lugar de la condena a prisión que merecían los malhechores, o al menos eso contaba ella.
También contaba que allí, en el reformatorio, prefigurando al personaje de Uma Thurman en ‘Kill Bill’ o al de Arya Stark en ‘Juego de Tronos’, juró se vengaría uno a uno de los violadores.
“Me prometí que algún día se las verían conmigo”, dijo en una entrevista. La niña Tura aprendió para ello artes marciales y, después de formar parte de una banda femenina llamada ‘the Angeles’ con otras chicas inmigrantes de su barrio, fue tras los pasos de sus cinco enemigos y les dio su merecido durante los quince años siguientes.
“No supieron quién era hasta que yo misma se lo decía”. Mientras tanto, Tura tuvo tiempo también de aprender burlesque, faceta que animaría a Dita von Teese a hacer lo propio, y empezar sus primeros pinitos como modelo.
Así fue precisamente como conoció a Harold Lloyd, que la sacó en ‘Harold Lloyd’s Hollywood Nudes in 3D’, un álbum de desnudos en 3D de starlettes de Hollywood que el actor de cine mudo fotografió con una cámara esteroscópica, y en el que también aparecían una jovencísima Marilyn Monroe o Betty Page.
Es difícil separar realidad de fantasía en la biografía de la actriz. No obstante, alguien que de verdad se llamaba Tura Satana (el apellido se lo dio John Satana, el joven con el que sus padres la casaron cuando tenía 17 años), bien podría haber tenido una vida tan fascinante como sugiere su nombre.
Dejó plantado a Elvis Presley
En ese caso, sería cierto que Elvis Presley se fijó en ella cuando bailaba en un teatro de Chicago, que después los dos iniciaron un noviazgo y que luego ella rechazó la propuesta de matrimonio que el Rey del rock & roll le hizo.
También que fue Tura quien le enseñó al cantante sus famosos pasos de baile. Otras estrellas que se rumoreó que pasaron por su cama fueron Frank Sinatra, Joe DiMaggio o el propio Billy Wilder.
Musa de Tarantino
La fama, sin embargo, le llegaría en 1965 después de convertirse en una de las chicas malas de Russ Meyer. En ‘Faster, Pussycat! Kill! Kill!’, la obra maestra del director, Satana da vida a la inmortal Varla, una go-go que se embarca junto a dos compañeras igual de cabronas que ella en una espiral de secuestros y asesinatos en el desierto californiano.
La película, inicialmente un fracaso, fue con los años ganando cada vez más adeptos y acabó siendo muy conocida y alabada. Entre otros, por Quentin Tarantino, Rob Zombie o John Waters, en cuyas películas puede rastrearse fácilmente la influencia de los afiladas frases que soltaba Tura Satana, algunas inspiradas en su propia venganza.
“Cogí toda la rabia que había en mi interior desde niña y la empleé para crear el personaje de Varla”, reconoció la actriz en una ocasión.
“Quería convertirla en un símbolo de lo que muchas mujeres deseaban ser”, decía.
Ahora sabemos que antes de morir en 2011 de un fallo cardiaco, Tura Satana expresó su deseo de producir un documental sobre su vida. Faltan cerca de 30.000 dólares y pocos días para que pueda cumplirse esa última voluntad de la actriz.
Tura no hubiese dudado en atracar un banco de ser preciso.
Faster, Pussycat!
¡Venga, venga, aflojad!