El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
DEMASIADO DURO PARA LOS NIÑOS
Mickey Mouse es casi un símbolo de un imperio. Una corporación que ya domina el mundo del entretenimiento en clave de monopolio y que usa las orejas negras del ratoncito como embajadoras de su universo. Los primeros cortos del simpático animal le ponían en distintas situaciones de aventuras y peligros, pero en cierta época, a Disney le pareció buena idea hacer pequeñas parodias del cine de terror que empezaba a abrirse paso en las pantallas.
Para ello, utilizó a su héroe insignia metido en un puñado de situaciones terroríficas, empezando en el corto ‘La casa encantada’ en 1929, continuándolo con ‘El misterio del gorila’ de 1930 y acabando con el corto del que nos ocupa. ‘El doctor loco’, que se titula así porque efectivamente, ya incluía uno de los tropos clásicos del género de terror, un científico obsesionado con sus experimentos hasta el punto de convertirse en un monstruo, lo que conocemos ya coloquialmente como un Mad Doctor.
Este trabajo de David Hand era una especie de vuelta de tuerca para un personaje que llevaba cinco años de apariciones más o menos simpáticas, de tramas y aventuras casi adolescentes y se enfrentaba al terror puro y duro de películas de la época muda, con expresionismo propio de ‘El Gabinete del Dr. Caligari’ y un ojo puesto a las comedias de misterio y asesinatos en mansiones abandonadas como ‘El legado tenebroso’ o ‘El caserón de las sombras’. En especial, en una de las primeras de ese tipo, ’The Monster’, de 1925, se pueden encontrar muchas similitudes argumentales y de tono, con una aventura llena de falsas paredes, pasadizos, y uno de esos científicos locos que postraba en la mesa de operaciones a los amigos de los protagonistas.
En estos seis minutos no hay nada que ahora nos haga rasgarnos las vestiduras, pero sorprende la oscuridad general del metraje, o el humor macabro si prefieren, en un producto dirigido al público infantil. Lo raro comienza cuando Pluto es secuestrado y arrastrado lejos de la casa de Mickey por una figura oscura. Los alaridos del perro, el miedo en los ojos y su lenguaje corporal están demasiado bien animados. La manera en la que el encapuchado zarandea y agarra al perro no es para ganar un premio del año de PETA.
Lo que impacta de esos momentos, es que el tono no es tanto de humor como de pura angustia sin aligerar. Todo lo que ocurre ene se momento es una aventura de Mickey al más puro estilo de las películas referidas anteriormente, el tono es tan lúgubre y gótico como aquellas y pronto comienzan las escenas surrealistas, con el ratón tratando de avanzar por las entrañas de un castillo con pasillos interminables y pasadizos en pendiente que convierten la búsqueda de Pluto en un laberinto diseñado por Escher.
En su aventura, Mickey se encuentra sombras amenazantes, relojes de calavera, esqueletos que le acechan, escaleras que no se acaban, telarañas siniestras, puertas en bucles infinitos y todo tipo de encuentros macabros propios del cine de terror, aunque en algunos momentos el tono cómico de las persecuciones aligeran el aliento tétrico que toma toda su aventura.
Pero las partes más inapropiadas aparecen cuando, después de capturar a Pluto, el secuestrador se quita la capucha para revelarse como el Doctor Loco, un hombre trastornado con planes maquiavélicos propios del villano de ‘El ciempiés humano’. Su plan es unir la cabeza del perro al cuerpo de un pollo, en un complicado procedimiento quirúrgico que le explica al can con una pizarra. Solo se requiere una sierra de mano ensangrentada y ya tendría el perro-pollo, cuyos huevos darían una grotesca nueva especie híbrida. Mientras, el perro llora con el corazón a punto de salírsele por la boca, detalle gráfico que vemos gracias a la radiografía de los animadores.
Pero lo peor viene cuando el doctor, completamente enajenado, se acerca a Pluto con un cuchillo mellado. En una de las secuencias de terror más surrealistas de la historia de los dibujos animados, el doctor cuelga a Pluto en un gancho y corta su sombra por la mitad con un par de tijeras mientras se ve obligado a mirar como el cadáver de su sombra cuelga flojamente de los extremos de un tenedor, como si la mitad de su alma estuviera muerta. Una mutilación figurada en toda regla, como vemos arriba en el primer tuit.
Cuando llega Mickey, que se ha tropezado con una trampa y se encuentra bajo el poder del doctor, se encuentra maniatado a una camilla bajo una sierra radial implacable, como en una mesa de tortura a punto de seccionarle, como el relato ‘El pozo y el péndulo’ de Edgar Allan Poe pero adelantándose a la saga ‘Saw’. Por si fuera poco, el momento es iluminado por el villano con un foco de luz cegadora para iluminar bien la carnicería.
Al final, resulta que todo ha sido un sueño, pero eso no basta para suavizar el impacto de muchas de sus imágenes en los niños de todo el mundo. ‘El Doctor Loco’ fue prohibido en Gran Bretaña durante muchos años. También incluso en la Alemania de la época nazi. ¡Se podría decir que es el corto que incluso le parecía demasiado fuerte a Hitler!
Bromas aparte, el corto fue enterrado por la propia Disney sin editar hasta mucho tiempo después. Posteriormente, el personaje de Mad Doctor fue recuperado para la serie de videojuegos ‘Epic Mickey’. Pero desde luego, la casa nunca ha llevado tan lejos a sus personajes. Sin ir más lejos, ‘Runaway Brain’, un corto más ligero que éste, fue censurado en 1995 por dar una imagen demasiado oscura del ratón.