@NORCOREANO
Norcoreano escribe sobre la polémica del Benidorm Fest y la elección del candidato de España en Eurovisión.
El precio de la luz está en máximos históricos y el litro de diésel se paga a 1,6€, así que los españoles han hecho lo que todo el mundo esperaría de ellos en esta situación: salir a protestar en masa por el proceso de selección de Eurovisión. La televisión pública ha organizado un novedoso concurso, el Benidorm Fest, que consiste en realizar una réplica exacta de Eurovisión pero sin chipriotas ni ucranianos, para seleccionar al candidato que representará a España en Turín. La ganadora ha sido Chanel que se ha impuesto a las favoritas del público, Rigoberta Bandini y Tanxugueiras.
Lo que ha causado eurofricción entre los eurofans ha sido el método electoral elegido, el norcoreano: “Todo el mundo tiene derecho al voto, pero hay un voto final que vale más que todos los demás juntos”. La Ley de Kim, como es conocida en ciencia política. TVE ha desvelado los resultados del televoto, en los que la ganadora sacó sólo el 3,97%. Para entender la situación: sería como el Rey Felipe llamase a Ciudadanos para formar gobierno. También indigna a sus detractores que la chica sea ‘un producto’ creado por una discográfica, Gestmusic, diseñado por expertos para vender. Es decir, lo mismo que Rigoberta Bandini, aunque esta última más orientada hacia el mercado woke: veinteañeros que aún consideran subversivo enseñar las tetas en 2022. La canción de Rigoberta tiene un verso que podemos llamar el combo: liberación femenina + referencia cultural. “Sacarse un pecho fuera al más puro estilo Delacroix”. Las referencias culturales funcionan genial para crear una falsa sensación de intelectualidad entre la audiencia. Es el efecto ‘Cristopher Nolan’, introducido por el director en todas sus películas cuando aparece una conversación de cinco minutos sobre física cuántica, sin base alguna, para hacer olvidar al espectador que está viendo una película de hostias.
Si Rigoberta ha usado la carta Cristopher Nolan, Tanxuguerias han apostado por la carta ‘minorías’. Un grupo formado formado íntegramente por chicas, que cantan en una lengua minoritaria y rescatan el folklore gallego y la pandereta. La estrategia es buena y la canción también. Como la de Rigoberta, es mejor que la ganadora, pero no olvidemos en qué consiste Eurovisión: mandar la peor canción y al artista con menos carisma. Lo ideal sería una canción compuesta por David de María, un artista con la dentadura de Carlos Baute y el movimiento de caderas de Bustamante, acompañado por la Banda de la Ruleta de la Suerte. Sólo así se puede competir con las grandes potencias de la música efímera. Sólo así recuperaréis el trono de hierro de Massiel.