El emotivo momento en que un niño paciente de cáncer se reúne con sus hermanos tras seis meses en el hospital
MUCHAS PERSONAS SIENTEN VERGÜENZA AL ADMITIRLO
Los Simpsons, Naruto, Jessica Rabit, Campanilla, Tarzán, Sailor Moon…son los protagonistas de las fantasías sexuales de muchas personas. Suena entre extraño y divertido, pero muchas de las personas que se excitan sexualmente ante personajes de ficción, ya sean de series, cómics o videojuegos, sienten absoluta vergüenza al admitirlo públicamente.
“Todo empezó cuando de niño veía Pokemon”, afirma Guillermo G. Sin prejuicios, admite que a través de esa serie de dibujos animados se creaba sus propias fantasías eróticas. Al principio, no era muy consciente de lo que significaba aquello, pero a medida que fue madurando y explorando por internet, supo entender que lo que a él, ya de adulto, se la ponía dura era un simple dibujo animado.
Ante estos gustos sexuales, seguro que a pocos les sorprende que Guillermo G. también sea consumidor de hentai, un género del manga y del anime que se caracteriza por su contenido pornográfico.
Este también es el caso de Jenny García y de Bonnie Vain, una chica cis y una chica trans. Jenny descubrió este tipo de porno de casualidad.
“Ya sabía que existía, pero no le había prestado mucha atención. Un día estaba aburrida, buscaba un vídeo porno que me encendiera y no encontraba ningún vídeo del que solía ver que lo consiguiera. Mientras seguía buscando descubrí un vídeo porno de dibujos animados y me resultó curioso: los gemidos eran totalmente distintos al porno de personas humanas, me di cuenta de que aquello me excito muchísimo. Creo que la gente dirá que soy una loca pervertida, pero no veo nada de malo en esto, es mi sexualidad”, cuenta.
La etiqueta de loca, por sentir atracción hacia este tipo de material, de parte de quien no comprende esta peculiar forma de deseo, es asimismo compartida por Bonnie Vain. Para ella, el porno con personajes ficticios, que representa a chicas trans no solo le ha permitido explorar sus fantasías sexuales sino también mejorar la percepción de su cuerpo y relaciones.
Para quien a todo esto le pille de nuevas, el hentai tiene diferentes categorías en función de las fantasías sexuales que representa. En este género podemos encontrar desde fantasías más convencionales hasta aquellas que pueden resultar para cierto público repulsivas, violentas o incluso perturbadoras.
La ficciofilia va más allá del hentai
Algunas de las más habituales son: yaoi (relaciones homosexuales masculinas), yuri (relaciones homosexuales femeninas), futunari (relaciones sexuales entre personas intersexuales y/o transexuales), lolicon (que presenta relaciones de adultos con niños prepúberes), incesto, bestialismo o ahegao (donde se representa el rostro femenino con los ojos hacia arriba y la lengua fuera, evocando una sensación de placer inmensa).
También, BDSM o violación por tentáculos, también conocido como “tentacle rape” (donde se representa cómo animales o criaturas ficticias, de características monstruosas, violan generalmente a personajes femeninos con tentáculos). Este tipo de porno ilustrado acompaña la masturbación de muchas personas que sienten excitación sexual hacia dibujos animados, sin embargo, lo que conocemos como ficciofilia va más allá del hentai.
Coil Smith, que habla para nosotros bajo pseudónimo, explica que en su caso la ficciofilia se manifiesta especialmente hacia los furris. A diferencia del hentai, el furry no es un género pornográfico sino un género fantástico donde se representan animales reales o animales fantásticos con formas y comportamientos propios del ser humano.
Es decir, hablan, usan ropa, tienen sentimientos, poseen consciencia de su propia existencia…. A Coil Smith, pese a que esto no suele estar bien visto dentro de la comunidad furry, lo que le pone son los dibujos que evidencian estas características.
“Este imaginario me genera atracción y deseo sexual. Mi favorita es Furaffinity. Nunca he sentido atracción por animales reales, es solo por este tipo de representación. Con esto quiero decir que no está relacionado con la zoofilia necesariamente”, comenta.
Tanto quienes tienen fantasías sexuales con personas como quienes lo hacen con personajes animados exploran ese deseo a través de la imaginación y el arte, a menudo entendidos como los reinos de la libertad. Lo bueno, lo correcto y lo natural no existe cuando hablamos con quienes entienden su deseo y fantasías sexuales a través de la ficciofilia.
El porno animado de My Little Pony
Lejos de escandalizarnos, pero también dando la oportunidad para sorprendernos, deberíamos entender las imágenes sexuales que evoca la ficciofilia pueden utilizarse y acotarse en el terreno de la fantasía, y por tanto, sin intención alguna de convertir una fantasía en una práctica sexual real.
Asimismo es importante entender que, pese a que la excitación hacia este tipo de material, por extraño que nos pueda parecer, no es peligroso y evidencia solo una preferencia sexual, en algunos individuos puede desembocar en un problema cuando convive con comportamientos obsesivos, aislamiento, dificultades para relacionarse con otras personas o desconexión con el mundo real.
Posiblemente entre todo lo que pueda parecer raro entre lo raro, lo más extravagante sea el porno animado de My Little Pony. Diversos portales web dedicados a contenidos pornográficos, ya sea en cómics o vídeos, nos muestran al pequeño pony rosa en una actitud sexual, muy alejado del concepto de personaje tierno, inocente e infantil con el que muchos le recordábamos. ¿No lo crees? Basta con bucear por Internet para encontrar todo un submundo erótico…