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Visitamos la Gran Logia Española

Fui a una logia masónica desde la que se domina el mundo

Desde aquí se domina el mundo. Es una fachada de un local en el distrito de Chamartín, en Madrid: se ven unas columnas clásicas, una escuadra y un compás y las siglas G.L.E. ¿Qué será esto? Lo cierto es que el lugar pasa bastante desapercibido para la dominación mundial que desde aquí se ejerce, pero a poco que uno esté enterado del asunto identifica estos símbolos como masónicos. Las iniciales corresponden a la Gran Logia Española.

Visitamos la logia masónica de Madrid Gran Logia Española

Cerca están otros centros de poder: el distrito financiero de Azca, las Cuatro Torres Business Area o el Santiago Bernabeu. Un poco más lejos el Congreso de los Diputados y la Moncloa. Sin embargo, aunque usted no lo sepa, aquí se parte el bacalao: hay quien señala que los masones están detrás de hechos tan notorios como el asesinato de Kennedy, la simulación de la llegada del hombre a la Luna o el desastre del Titanic. Que, desde la sombra, controlan la política y la economía global.

- Lo cierto es que no parece que desde un lugar tan humilde ejerzamos un poder tan grande, ¿verdad? – bromea el maestro masón Pavel Gómez del Castillo, que nos hace de guía en sus templos.

El dictador Franco estuvo siempre atento a los masones y a la “amenaza judeomasónica bolchevique”. En 1940 promovió la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo, después de la época de esplendor que los masones vivieron en la Segunda República, muchos de cuyos promotores eran miembros de la hermandad (en la primera legislatura republicana hubo 151 diputados masones, más que ningún partido en el Parlamento actual; seis presidentes del Consejo de Ministros fueron también masones).

Muchos procesos contra los masones durante el franquismo terminaron en cárcel, exilio o fusilamiento. En España fueron legalizados tarde, en 1979, dos años después que el Partido Comunista. Y tras una batalla en los tribunales. ¿Por qué esta animadversión?

- Los masones no gustaban a Franco, ni a Hitler, ni a Stalin, ni a ningún estado totalitario- explica Gómez del Castillo - porque la masonería te dice que aprendas a pensar por ti mismo y que seas tolerante con los que no piensan como tú. Esto funciona muy bien en una democracia pero no en un estado totalitario.

- ¿Y por qué circulan tantas historias en torno al poder en la sombra de los masones?

- Porque si quieres desacreditar a la masonería no lo puedes hacer diciendo que es librepensadora y tolerante. Hay que inventarse relatos conspiranoicos.

Tras las puertas y bajo el cielo

Dentro de la logia hay una zona noble, con sillones de orejas tapizados en piel y madera oscura. Todo esta lleno de simbología, porque los masones son unos grandes estudiosos de los símbolos: utilizan sus significados y ambigüedades para escarbar dentro de los misterios de la existencia. Así buscan el progreso moral y el progreso social.

En el techo, por ejemplo, se ven las 12 constelaciones zodiacales y sus 12 símbolos: es una representación del Universo. El numero 12, según me explican, simboliza la totalidad, el Todo. Por eso había 12 tribus en Israel o 12 apóstoles. Y las docenas de huevos, añado yo.

También se ven retratos fotográficos de todos los grandes maestros que ha tenido la GLE, ataviados con el clásico atuendo masónico: el traje oscuro con corbata, el característico mandil lleno de simbología (los mandiles eran propios de los constructores de templos), la gran cadena sobre el pecho, los guantes (símbolos de pureza) o los alambicados puños. Pero, aparte de indumentaria y simbología, ¿qué hace falta para ser masón?

Tres cosas: ser una persona de buenas costumbres (es decir, ser buena persona), ser libre (en el sentido material, mental, etc.) y ser creyente. Uno puede ser expulsado si tiene un comportamiento poco honorable. Por ejemplo, una condena penal. En cada ceremonia masónica se mantiene un libro sagrado abierto: en España suele ser la Biblia.

- Cualquier creencia religiosa es aceptada. En Israel, por ejemplo, se abren textos cristianos, musulmanes y judíos. En India se abren cinco libros, incluyendo religiones asiáticas. Y hay masones que simplemente creen en algo superior, algún Dios, sin pertenecer a ninguna religión – dice nuestro guía –. Pero es necesario creer en algún Dios, porque nosotros tenemos a nuestro Gran Arquitecto del Universo.

La masonería, sin embargo, no es una religión: no busca crecer, no hace proselitismo, no tiene verdades reveladas ni dogmas (solo normas). Si uno quiere ser masón solo tiene que llamar a la puerta. Nadie irá en su busca. Si es aceptado, después de varias entrevistas con su logia, comenzará su proceso de iniciación.

Aun así, no todos los masones son creyentes. En la masonería mundial existen dos corrientes: la regular y la irregular. Esta segunda modalidad permite el ateísmo y también las logias mixtas de hombres y mujeres. Desde el punto de vista de esta corriente, cuyo mayor exponente es el Gran Oriente de Francia, las corrientes se llaman masonería liberal y masonería dogmática (la creyente).

En España la masonería liberal o irregular se representa en la Gran Logia Simbólica Española (GLSE). Según nos explican el porcentaje mundial es del 90% para los regulares y el 10% para los liberales. En España hay 4.000 masones. En el mundo, seis millones.

Los templos

En el sótano de la GLE están los templos y un austero espacio para realizar esas cenas en comunidad a las que los masones son tan aficionados y en las que se brinda por mil razones. Los templos son un espacio extraño para el no iniciado, tienen suelo ajedrezado, que representa la dualidad de la vida, hay plomadas y espadas, una cuerda de doce nudos rodeando la sala. Están presididos por el Sol y la Luna, y las iniciales A.L.G.D.G.A.D.U (A la gloria del Gran Arquitecto del Universo).

Hay una piedra en bruto, tal y como se extrae de la naturaleza, irregular, amorfa, y otra piedra completamente cúbica y perfectamente pulida: representan el proceso de perfeccionamiento por el que pasan los masones, de lo más tosco a la geometría perfecta. También se lee el lema Libertad, Igualdad, Fraternidad, que fue adoptado de la masonería por la Revolución Francesa. Otro hito de la Humanidad relacionados con la masonería, según nos explican, es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que también tienen expuesta en la logia.

Cuelga una imagen del Templo de Salomón en Jerusalén que, según la leyenda, fue construido por masones: hay quien cifra el origen de la masonería en Hiram Abif, arquitecto de aquel edificio. También en las catedrales medievales, llenas de simbología (como se lee en ‘El misterio de las catedrales’, de Fulcanelli), y como se ve en cualquiera que uno visite.

“En realidad existen ciertas directrices que se utilizan para construir cualquier tipo de templo, unas proporciones, una orientación, etc”, explica Gómez del Castillo, “nuestros templos masónicos también tienen una orientación especial, una Tierra y un Cielo, representan el Universo y nuestro lugar en él”.

‘Maçon’, en francés, significa albañil, y los constructores de templos antiguos se llaman ‘masones operativos’, en contraste con sus herederos, los actuales ‘masones especulativos’, que empezaron hace 300 años, en un contexto de guerras religiosas e intolerancia. También construyen templos, pero no físicos: para cada masón su templo es su propia persona, que, con ayuda de sus compañeros, va construyendo, cuidando, puliendo, mejorando. Buena parte de la simbología masónica gira en torno a la metáfora de la construcción, un correlato de la construcción de uno mismo que no genera burbujas inmobiliarias ni deja el territorio perdido de ladrillos.

En la G.L.E. se congregan unas 189 logias, cada una elige el rito masónico a seguir: los mayoritarios son el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (con sus 33 grados) y el rito llamado Emulación, aunque hay muchos más como el Rito de York, el Rito Francés o el Rito Escocés Rectificado. En las ‘tenidas’ masónicas (sus reuniones), que se celebran una o dos veces al mes, los masones celebran sus ritos, iniciaciones, pases a compañero, elevaciones a maestro (aprendiz, compañero y maestro son los tres grados fundamentales de la masonería) o presentan trabajos realizados. “Sobre temas como el número 3, la columna o la escuadra”, explica el masón.

Todos iguales

Un día George Washington, presidente de los Estados Unidos (por cierto, buena parte de los Padres Fundadores eran masones y en el billete del dólar aparece abundante simbología), salía de su casa y le saludó el jardinero: “Buenos días, señor presidente”. A lo que Washington respondió: “Buenos días, Venerable Maestro”.

En el mundo real eran presidente y jardinero. En la masonería el humilde jardinero era el maestro del poderoso presidente. Es la anécdota que nos cuentan para hacernos ver que, a pesar de que existe una jerarquía masónica, aquí todos los hermanos masones son iguales: en la logia el barrendero puede convivir en igualdad con el CEO de una gran empresa.

También se piensa comúnmente que la masonería es un modo de medrar en la escala social, probablemente porque en la Historia ha habido muchos masones poderosos o famosos (para conocerlos mejor busquen en Internet, porque hay listas de todo tipo). Y es cierto que entre los masones hay solidaridad, y que el dentista de un masón suele ser otro masón, y que el abogado de un masón suele ser otro masón, esas sinergias y colaboraciones que dicen que se dan también en los lugares de coworking.

“Pero no es cierto que aquí se venga a escalar socialmente”, dice el maestro masón, “si alguien viene en esa tesitura se lo notaremos en seguida, y probablemente no dure mucho. Incluso puede que se vaya por su propio pie”. Como prueba se suele decir que también hay parados y todo tipo de profesiones dentro de las logias, no solo de clase media o alta.

¿Es la masonería una sociedad secreta? “No: en tiempos de persecución sí que ha tenido que ocultarse, pero en circunstancias normales es más bien una sociedad discreta”, explica Gómez del Castillo. Eso sí dentro de la masonería sí que existe cierto secretismo en torno a rituales, contraseñas y saludos. En realidad, otra característica de los masones podría ser su curiosidad, porque cuando uno decide iniciarse no sabe muy bien qué se va a encontrar.

Una reciente serie de Netflix, ‘La masonería: pasado, presente y futuro’, hace un tratamiento cercano y hasta divertido de la masonería británica, cuyo máximo exponente es la Gran Logia Unida de Inglaterra, también referente mundial de la masonería regular. Un masón siempre puede decir que es masón, pero no puede decir que lo es otro. “En realidad nos adelantamos muchos años a las leyes de protección de datos”, dice nuestro guía, “así protegemos la privacidad de cada hermano”.

Los masones aspiran a la perfección moral, son solidarios y fraternales, nunca estarán solos. Visto así, en el contexto de un capitalismo cada vez más salvaje, individualista, atomizador e insolidario, dan ganas de llamar a la puerta de una logia, iniciarse, ponerse el mandil y hacerse masón. La cuota mensual es de 34 euros. “Y no”, dice nuestro guía, “el 34 no tiene significado simbólico: es solo para que cuadre la caja”.

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