@BECARIA_
Becaria investiga el mundo de las gestaciones subrogadas y escribe sobre sus descubrimientos.
El ofertón del siglo para comprar un niño sin pasar por esa tediosa fase que suele durar nueve meses y acaba en parto: «Programa en Chipre para parejas no casadas con sus propios ovocitos, 64.000 euros. El programa de esperma de su pareja con donante de óvulos y madre sustituta en Chipre, desde 30.650 euros. Si se casa oficialmente, podemos ofrecerle un programa en Ucrania que cuesta 28.400 euros». Así ha sido el inicio de una conversación propia con una comercial de una agencia de gestación subrogada que gestionaría la adquisición de un bebé engendrado por una «mujer trabajadora de parto» en Chipre y Ucrania, países donde es legal llevar a cabo este “servicio”, también conocido en la calle como “vientres de alquiler”. En España, la gestación subrogada no está permitida, pero sí es posible pagar por ella en un país donde esté regulada y luego registrar aquí a los bebés. La agencia me ha dado todas las posibilidades para realizar este proceso con seguridad y tranquilidad.
Al parecer, «en Ucrania la subrogación solo es posible para personas casadas», y Chipre se reserva para «personas casadas o no, hombres solteros, mujeres LGTBI y solteras». Me ha hecho hincapié en que en caso de ser pareja soltera, pueden ayudarnos a formalizar el matrimonio en Ucrania en dos días.
Me quiere sonar de unos apuntes de una asignatura de Derecho que me pasaron en la facultad para un examen, que la trata de seres humanos es ilegal, y al darle una vuelta a todo lo que me contaba esta comercial de la gestación subrogada, la he visto muy en sintonía con este delito al tratarse de una compraventa de humanos recién salidos de fábrica utilizando a una mujer de horno a cambio de dinero, pero en este mercado se las ingenian para hacer pasar por legal esta compra que se puede enviar prácticamente a cualquier parte del mundo, lo mismo que si pides por Internet una lámpara, un perfume o un Satisfyer. Tanto es así, que Google permite a las agencias de gestación subrogada que paguen por anunciarse en el buscador como un servicio más de toda la publicidad que muestra, y no hay nada que objetar, partiendo de que Google está en Estados Unidos, y allí está legalizado y aceptado este mercado de tiendas online de bebés gestados por mujeres a cambio de dinero.
En referencia a que el hijo se parezca a los “padres contratantes” del bebé por encargo: «Nuestra clínica te proporcionará una donante de óvulos para todos los gustos, con el color de ojos y piel que quieras», y para garantizar que va a venir sano: «puedes solicitar una prueba de PDG, que verifica todas las enfermedades hereditarias de los embriones. Durante todo el embarazo la clínica realiza pruebas fetales para detectar posibles anomalías. Si el feto está enfermo, el embarazo se interrumpirá y no se permitirá el nacimiento de un niño hasta un 99% de seguridad».
Para ahorrar el viaje a Ucrania o Chipre, me ofrece la posibilidad de que la «madre por sustitución» viaje a España para continuar con el embarazo y dar a luz, pues «una madre sustituta puede dar a luz en España y esto no está prohibido por la ley española».
Lo cierto es que el pedido es muy similar a comprar una caja de fresas a Huelva o un ventilador por Amazon, y te hablan de registrar al bebé como hijo propio como quien habla de gestionar los pagos por aduanas de un paquete de cualquier cosa que viene de China o Estados Unidos.
¿Pero qué pasa cuando en un futuro esa persona quiera saber de sus raíces? Si alguien que realiza este trámite porque realmente se plantea en serio la gestación subrogada, ¿le parece ético y moral que una mujer pase por ese proceso para fabricarle “un hijo” o “una hija” a cambio de dinero y con constantes eufemismos para dulcificar la gestión comercial? ¿Quién vive en paz teniendo un hijo que fue comprado como un mueble por encargo a una mujer que llevó un proceso que raramente puede estar motivado más que por una necesidad económica? Parece que tener un bebé es muy fácil, solo necesitas dinero.