El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
UN EXPERIMENTO INTUITIVO, OBSESIVO Y FASCINANTE
Recién editado por Fosfatina, editorial de vanguardia que apuesta por la suculencia del cómic independiente, ‘Cadencia’ es un experimento refinado, una historia de lo que nuestro ojo no es capaz de ver y un relato sobre el movimiento. A través de sus hipnóticas páginas el ojo humano puede agitarse, deleitarse y oscilar al ritmo de líneas que, desde su total quietud, expresan movimientos a través de trazos concretos y artesanales.
La idea parte a medias de un chispazo y de una obsesión de largo recorrido: “Para mí la intuición es muy importante”, explica Roberto, que nació en Cáceres en 1987 y estudió el ciclo formativo de ilustración y Bellas Artes, “con ‘Cadencia’ ese chispazo intuitivo tuvo lugar hace mucho tiempo por lo que se puede decir que se fue volviendo obsesión. Detrás de este proyecto hay otros muchos que se quedan en chispazo y no van más allá.”
A lo largo de la extensa trayectoria de Roberto se aprecia un claro interés por la exploración de diferentes estilos siempre a través de una visión muy personal. Desde los guerreros medievales de ‘Medieval rangers’ (DeHavilland, 2014) al misterioso viaje submarino de ‘Zona Hadal’ (Fosfatina, 2017), pasando por multitud de fanzines autoeditados y de volúmenes colaborativos, la exploración de estilos y formatos es una constante.
En su anterior cómic, ‘El ruido secreto’, inspirado por las innovaciones que Löie Fuller introdujo en la danza, el movimiento ya adquiría un protagonismo crucial y en ‘Cadencia’ también está presente cierto baile que juega con los ojos: “Creo que tiene que ver con cómo entiendo los cómics y con cómo he sido capaz de construirlos hasta ahora.
Con ‘El ruido secreto’ traté de traducir los bailes de Löie Fuller al cómic por lo que probé mucho con las secuencias de viñetas y diferentes composiciones de página. En ‘Cadencia’ todo se mueve y a la vez está muy quieto, es una sensación diferente. Se genera movimiento, pero no por imitación de otras cosas. Se supone que el cómic es tiempo y movimiento.”
El diseño y la edición, aspectos muy cuidados a lo largo de toda su obra publicada, han tenido mucho que ver: “tanto Jaime Narváez, encargado del diseño gráfico, como Rubén Romero, editor de Fosfatina, han ayudado mucho a que todo el material tuviese sentido como libro y a hacer la mejor edición posible con los medios que teníamos.
El catálogo que acompaña la exposición, ‘Secuencia y cadencia’, lo ha maquetado Jaime, incluye textos de María Domínguez y José Jajaja. Ha quedado muy chulo, es como un spin-off de ‘Cadencia’ con material extra.”
El formato del libro, amplio, robusto e impreso en páginas de gran gramaje, pesa en las manos del lector y, además de cadencia y secuencia, tiene mucho que decir sobre presencia. Con personalidad propia e inconfundible desde el primer vistazo, ‘Cadencia’ es un objeto de claro valor artístico y no es de extrañar que una exposición de arte acompañe su lanzamiento con un catálogo a la altura que, como apunta Roberto, funciona como un spin off.
En la Sala Santa Clara de Mérida encontramos ‘Cadencia y secuencia’ que “parte de lo planteado en Cadencia, se pueden ver páginas originales del libro y otras obras más específicas pensadas para ser expuestas, como un mural que hice en la sala que mide unos cinco metros.”
Ya desde la portada y a través de todo el interior de la obra se aprecian detalles orgánicos que aportan humanidad al conjunto y garantizan la artesanía del mismo, elección que guarda relación con la fascinación que despierta el proceso analógico en Roberto, que también está abierto a experimentar con las posibilidades de la creación digital: “Todo el material de ‘Cadencia’ está hecho a mano.
Creo que hacerlo así obedece más a que disfruto mucho sentarme con unos rotus, reglas y papel para ver qué sucede. Todo el proyecto tiene mucho de ese juego, me marco una premisa y veo qué puede pasar con ella: líneas curvas sobre una cuadrícula de seis viñetas, líneas paralelas en una cuadrícula de doce viñetas… En el catálogo hay partes hechas en digital y también me está gustando mucho experimentar en ese terreno.”
Entre sus intereses para el futuro sigue destacando la exploración de nuevos territorios: “Me gustaría seguir probando las posibilidades del cómic fuera de su formato tradicional de libro y con la idea de ser expuesto. Además, uno de mis grandes retos es aprender a utilizar más y mejor la palabra escrita dentro de mis cómics. Tengo un cómic muy avanzado en el que no dejo de reescribir una y otra vez los textos…”