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SALVADORES Y SALVAJES, SEÑORES Y ESCLAVOS

¿Es Juego de Tronos una serie racista?

El regreso de 'Juego de Tronos' ha reavivado un debate que afecta a la ficción desde su comienzo. ¿Es una serie racista? ¿Por qué todos los personajes y actores protagonistas son blancos? ¿Es una imposición de la saga o dejadez creativa? Analizamos la controversia.

Juego de TronosAgencias

No es fácil leer en las publicaciones de los medios de estas últimas semanas 'reviews' negativas de 'Juego de Tronos'. La exitosa serie ha regresado a mediados de julio con su séptima temporada, y nos recuerda que se encuentra en su mejor momento creativo (ya en la recta final, con las tramas más interesantes acercándose poco a poco) y también de audiencia (el primer episodio de esta entrega reunió a más de 16 millones de espectadores).

Pero solo hace falta saber buscarlo para saber dónde hallarlo. Esa popularidad la ha convertido también en la diana de críticas respecto a su forma de representar a colectivos cuya imagen es insuficiente, estereotípica e incluso dañina en pantalla, a no ser que hablemos de hombres blancos heteros.

¿Cómo es posible que todos los protagonistas de una serie que abarca un universo tan amplio sean blancos? ¿Cómo pensáis que se sentirá un joven negro o una joven asiática cuando se den cuenta de que en el gran fenómeno cultural de la década no hay personajes como ellos? ¿Es 'Juego de Tronos' una serie racista?

En realidad, es un debate que muchos llevan alimentando desde el comienzo de la ficción, y no hay razones conciliadoras que valgan. Según un estudio de 2016 del que se han hecho eco medios como Teen Voge, que ha recuperado la polémica, solo el 19% de las series y el 7% de las películas estrenadas en Estados Unidos muestran una representación racial acorde a la diversidad social del país. Aun así, habrá quien ponga excusa.

Un punto de vista blanco y occidental

Los dos argumentos más básicos a la hora de defender el 'status quo' de 'Juego de Tronos' son fácilmente desmontables. Por un lado, el canon literario, el de que las novelas son así. No solo es un motivo insuficiente en cualquier adaptación, que se inspiran con libertad en su original, sino especialmente en el caso de la serie de HBO, que ha mostrado diferencias significativas respecto a la saga y que la superó en la quinta temporada.

Tampoco nos vale el comentario del autor ni de los productores acerca de que la época de la que data el universo de 'Canción de Hielo y Fuego' la impide ser tan diversa como la actualidad. Hablamos de un mundo donde hay dragones, gigantes y magia; si solo hay líderes blancos es porque los creadores así lo quieren.

Es cierto que en 'Juego de Tronos' existen figuras con cierto protagonismo que transgreden la norma del reparto blanco, pero su retrato incide precisamente en el racismo del que muchos hablan. Gusano Gris (Jacob Anderson) y Missandei (Nathalie Emmanuel) son personajes que los creadores de la serie usan para excusarse, pero son esclavos liberados (que no del todo libres) gracias a Daenerys Targaryen.

Por aspectos como éste resulta incuestionable el punto de vista blanco de la ficción. Los reinos de Poniente son reflejados como las antiguas casas europeas, a través de linajes endogámicos como los Lannister, y regiones como Dorne y Essos son racial y étnicamente diferentes, por sus rasgos y por sus costumbres, bárbaras y salvajes.

El salvador blanco, la dominación salvaje

El ejemplo de Missandei y Gusano Gris es el ejemplo perfecto de por qué las cuestiones de la representación no se limitan solo a la presencia de actores y personajes diversos (merece la pena apuntar que no conocemos todos los lugares del universo de 'Juego de Tronos'; las Islas del Verano, que muchos asocian con países africanos, no aparecen), sino cómo se construyen esas figuras.

Una de las escenas más controvertidas al respecto fue la que clausuró la tercera entrega, cuando Daenerys libera a los esclavos de Yunkai y ellos la elevan coreando el nombre de Mhysa (que significa "madre"). ¿No hubiera sido pertinente la inclusión de un personaje a lo Espartaco, que luchara por la liberación de todos ellos antes de la llegada de la Targaryen?

Esa dinámica del salvador blanco y la dominación salvaje se aborda también con la aparición de los 'dothraki', cuyo líder lo encarna el actor Jason Momoa, de raíces hawaianas nativas. A su pueblo se los describe como bárbaros y violadores (el símil animal con el caballo es común), sin reparar en que los reinos de Poniente son viles y despiadados como el que más.

Está claro que el análisis racial de Juego de Tronos tiene muchísimos detalles que analizar, pero es indudable que está narrada desde la mirada blanca occidental del Hollywood más 'mainstream'. Poner en cuestión todos esos retratos nos anima a poner en cuestión también nuestra propia sociedad. Perseverar en ello o negarse a verlo no es solo servirse del racismo, sino ayudar a apuntalarlo.

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