@BECARIA_
De la historia del político homófobo en una orgía gay en Bélgica a la orgía ilegal de yanquis despistados en fin de año.
Vamos a cumplir dos años de pandemia y de sus restricciones derivadas para minimizar contagios, pero siempre hay quien esto de las limitaciones no va consigo y no sacrifica sus paseos por el parque sin mascarilla ni las orgías sin protección viento en popa a toda vela.
Los amantes del sexo grupal fuera de círculo genital de confianza, son de las personas peor paradas de la pandemia, pues a día de hoy se han podido retomar todas las actividades lúdicas; que si música, cine, conciertos o bares de copas, que con un mínimo de precauciones, se va tirando, pero el sexo orgiástico con gente diversa se escapa de toda medida de seguridad. Ante esto, rezar y sobrevivir; quizás arriesgarse o morir, o ambas cosas.
Político homófobo en una orgía gay
En Bélgica, durante el primer año de pandemia y coincidiendo con un confinamiento, hubo algún buen despiporre orgiástico. Jozsef Szajer, en aquel momento eurodiputado húngaro, famoso cristiano y ultraconservador, un barbas con aspecto entre hípster y judío ultraortodoxo, quien física e ideológicamente en España recuerda al militar emocional Santiago Abascal, fue pillado en una gang bang homosexual en la que participaban veinticinco señores. Lo de este político será recordado aún más allá del próximo Apocalipsis Zombie porque salió por patas y en pelotas del aquelarre de la testosterona para que no lo pillaran. Jozsef Szajer era conocido por mostrarse contrario a los derechos LGTBI bajo un manto de religiosidad enfermiza mientras, a escondidas, participaba en orgías con sus iguales, como en este caso durante la vigente peste por el coronavirus, sin mascarilla, sin gel hidroalcohólico para las manos y las pelotas, ni tampoco condón. Si no le importaba contagiarse de ladillas, una hepatitis, gonorrea o VIH, mucho menos le iba a preocupar el Covid-19. Y, sin tiempo a eyacular, dimitió.
Follar a cuatro patas y con mascarilla para evitar contagios
Por estos tiempos, al resto de los mortales se le seguía recomendando que no mantuviera relaciones sexuales fuera del grupo de convivencia, y a quienes no lo tuvieran, ajo y agua. Como mucho, se decía que se utilizara mascarilla en ciertos momentos, por ejemplo al recibir sexo oral, y que se emplearan posturas como la del perrito, que era más segura que el contacto físico cara a cara. A ser posible, también con mascarilla. Y lo más seguro de todo, las apps de ligoteo para pasar el rato hablando con extraños, intercambiando fotos desnudos y jadeando por Zoom, Meet y por los audios de WhatsApp. Alcanzamos otra dimensión en el follar mientras otros seguían sumando en sus agendas más bacanales y placeres sin ordenar.
Orgías anónimas ilegales al filo de la noticia
En cuanto a orgías mediáticas, después del despiporre de la orgía del político homófobo de Hungría, se disolvió otra en un pueblo de Bélgica por tampoco respetar las restricciones por la pandemia. Esta no trascendió tanto porque ninguno de sus diez
participantes parecía tener un nombre relevante. Quién nos iba a decir que en el presente siglo se iba a estar hablando de orgías ilegales intervenidas por policías.
Ventilar, follar y ventilar
Una indicación básica de toda la pandemia es que hay que ventilar. Con respecto al Covid-19 va a dar un poco igual durante una fiesta de sexo grupal, porque si alguien está pocho, tienes todas las papeletas para infectarte igual, pero nunca está de más que corra el aire, pues las orgías se ven muy apetecibles en el porno, pero en el directo huelen que apestan.
Intercambio de parejas a distancia
En relación al tufo en el multisexo en grupo, cuando superamos el confinamiento en España, algunos locales de intercambio de parejas y sexo liberal, no tardaron en retomar su actividad ofertando actividades sexuales como hacer exhibicionismo al aire libre y mirándose unos a otros a dos metros, para luego acabar follando en sus colchonetas tiradas por los suelos. Al igual que los burdeles, este tipo de bares sexuales abren con las mismas licencias que los bares de copas nocturnos, por lo que se han petado, con perdón, en cuanto han podido volver a abrir con normalidad y con la obligada y útil mascarilla al entrar.
Orgía ilegal de yanquis despistados en fin de año
A finales del 2021 volvieron las limitaciones y las orgías también volvieron al foco mediático, como la de un grupo de estadounidenses que toreó las restricciones pandémicas en Barcelona alquilando una casa en fin de año en Barcelona, para una orgía de más de 70 personas. Un par de los asistentes se equivocaron de casa, los vecinos llamaron a la policía pensando que eran unos cacos, y como en un tebeo de Mortadelo y Filemón, pronto aparecieron los señores agentes en el lugar del enjambre coital para hacer corriente con la puerta bien abierta.
Con tantas restricciones ya no hay manera de follar en grupo como antes, como los protagonistas de las novelas infumables de Sade, que en mitad del desenfreno quieren permanecer lúcidos culminando sus orgías con conversaciones filosóficas.