BULLYING
La familia confirma que la joven serbia se quitó la vida agobiada por un intenso bullying que sufría desde hace años.
Esta mañana nos hemos despertado con una nueva tragedia en el mundo influencer: Kika Djukic, conocida en redes como kikax3 o simplemente Kika, se ha suicidado. Una celebridad en Serbia, a los 22 años ha decidido quitarse la vida, incapaz de afrontar los constantes insultos y actitudes despectivas que recibía por ser chica y gamer.
"Ha ocurrido algo terrible", escribió en sus redes la representante de Kika, Mira Vladisavljevic. "Quiero hacer una llamada a todos los medios de comunicación para que informen cuidadosamente sobre este caso y sobre cómo esta chica luchó contra el bullying durante cinco años".
La familia de Djukic también ha confirmado que ese acoso ha sido el causante de la tragedia: "Es un momento difícil para todos nosotros y todo lo que podemos hacer es mantener su memoria viva", dice emocionada su madre. "Te queremos Kika y te extrañamos más de lo que las palabras pueden transmitir. Si tienes pensamientos suicidas o sufres depresión, por favor habla con alguien. No estás solo".
Kika era streamer en la plataforma Trovo (una especie de Twitch chino) donde contaba con 50.000 suscriptores y también actualizaba sobre su vida en Instagram, donde rondaba el medio millón de seguidores. Para vivir en un país que no llega a los siete millones, son números espectaculares.
No pensaban lo mismo sus numerosos haters, que la acusaban de "exhibicionista y de gamer fake", unos prejuicios con los que luchó desde el primer día que hizo directo. Según contó en ocasiones, Kika recibía muchos mensajes de odio que le echaban en cara supuestas operaciones estéticas.
La streamer dedicaba gran parte de su tiempo online a juegos tradicionales de la escena competitiva, como Counter Strike o League of Legends, pero el pelotazo de seguidores lo pegó con Minecraft, el mismo con el que Rubius despegó hace años y con el que Auronplay está petándolo ahora mismo.
Sea como sea, una pérdida en estas circunstancias debe llamar la atención sobre la delicada salud mental de muchos creadores, que tienen que lidiar con una parte muy tóxica de la comunidad. Las consecuencias de su acoso pueden ser catastróficas.