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¿Por qué el enemigo de la seguridad nacional que han instaurado en el imaginario del público es musulmán?
Series como 'Bodyguard', 'Homeland' y '24' tienen algo en común: el enemigo de la seguridad nacional que han instaurado en el imaginario del público es musulmán. ¿Y qué más? Que a ese retrato le sobra estereotipo y le falta profundidad. Además, es el único que recibe en las series y en las películas el colectivo islámico. ¿No te recuerda a la polémica de Apu y 'Los Simpson'?
Sabes lo que es el test de Bechdel, ¿no? Es una idea que la artista Alison Bechdel incluyó en 1985 en su tira cómica 'Unas lesbianas de cuidado' para señalar el sexismo en la cultura pop. ¿Qué es lo que dice? Que si una serie o peli no tiene al menos dos personajes femeninos, si estos dos personajes femeninos no tienen al menos una conversación entre ellos, y si esa conversación gira solo alrededor de hombres, no merece la pena que la veas, porque es bastante misógina. Pues Riz Ahmed, el actor musulmán al que tal vez recuerdes de 'The Night Of', 'Girls' y 'Rogue One', se ha inventado uno para medir la islamofobia en Hollywood.
¿En qué consiste? Afirma que una película es islamófoba (muestra "aversión al islam, a los musulmanes o a lo musulmán") si cumple algunos de estos condicionantes. En primer lugar, que el personaje musulmán, por sus rasgos raciales, su vestimenta o su acento, sea la víctima o el autor de un ataque terrorista. En segundo, que se le pinte como alguien irracionalmente furioso. Después, que sea supersticioso o esté anclado en una cultura involucionista. El cuarto aspecto consiste en que suponga una amenaza para el estilo de vida occidental, y el último, que, si es un hombre, sea misógino, y si es una mujer, aparezca oprimida por otros hombres.
¿Que por qué abrimos el artículo con esta particular introducción? Porque la islamofobia en las series de televisión es uno de los debates más candentes actualmente en Reino Unido. Tras el estreno del 'thriller' fenómeno 'Bodyguard', que ha conseguido audiencias de más de diez millones de espectadores y casi el 50% de 'share', el colectivo musulmán ha alzado la voz. No es la primera vez que lo hacen: 'Homeland' creó una conversación similar hace algunos años, una cuestión que para muchos auspició '24', la ficción más representativa de la era Bush en la Norteamérica post 11. Y que es oportuno rescatar en plena polémica de Apu y 'Los Simpson.
'Bodyguard' y el problema de la única representación
Pero empezaremos por el principio, con algunos spoilers, eso sí, de 'Bodyguard'. La serie del momento aborda una conspiración terrorista en torno a la Ministra del Interior británica. La primera secuencia de la ficción nos muestra a una joven musulmana a la que su marido ha obligado a inmolarse en un tren camino a Londres. Aunque el guardaespaldas protagonista, David Budd (Richard Madden), la convence para no hacerlo, en el desenlace descubrimos que ella ha participado tan activamente y de forma tan orgullosa como los hombres. Las críticas no se han hecho esperar, y las defensas sirven para señalar las dos claves del problema. Veamos.
Jed Mercurio, creador de 'Bodyguard', respondió hace unas semanas a las acusaciones de islamofobia, que se centraban no solo en el retrato de la comunidad musulmana, sino en su discurso de la mujer terrorista; según las expertas, las mujeres suelen ser solo víctimas de una u otra forma, no perpetradoras. El productor se escudó en la realidad, diciendo que si la ficción estuviera ambientada años atrás, los enemigos serían republicanos irlandeses. Demuestra que el problema tiene dos caras: no solo es tóxico retratar a los musulmanes como terroristas, sino que esa sea la única representación que reciban, y que además no se profundice nada en ella.
Ya lo vivimos con 'Homeland'. En 2015, un grupo de grafiteros contratados para pintar un set de la serie, para una escena ambientada en Siria, reconocieron haber escrito en letras árabes, y sin que el equipo de producción lo supiera, "Homeland es racista", hartos de su islamofobia. Las mismas críticas las recibió '24', estrenada poco después del 11S. ¿Qué problema tienen las películas y series sobre el terrorismo? Que trabajan para crear en el imaginario un enemigo colectivo, y el más afectado de las últimas décadas ha sido el musulmán. ¿Recuerdas las pelis de rusos de los 90, a lo 'Jungla de Cristal'? Pues esto tampoco te lo debes tomar muy en serio.
La diversidad en plena polémica de 'Los Simpson'
Si profundizamos un poco, el debate sobre la islamofobia no es tan diferente de lo que ha pasado con Apu, de 'Los Simpson'. Recordemos que el cómico Hari Kondalobu produjo en 2017 el documental El problema de Apuen el que, armado de ironía, criticaba el daño que el personaje ha causado en el colectivo indio estadounidense. De nuevo, la cuestión no es que un hombre indio sea estereotipado en una comedia, sino que la comunidad no tiene más figuras representativas, porque toda la televisión es masculina, blanca y heterosexual. Imagina que el único personaje con el que te puedes identificar es solo un chiste humillante. Lo odiarías, ¿no?
¿Cuál es la solución a todo esto? Dos expertos hablan sobre ello en el diario británico 'The Guardian', y aportan dos interesantes propuestas. Nabhaan Rizwan, protagonista de la serie británica 'The Informer' (que ha logrado buenas críticas por revertir la islamofobia), señala que el primer paso es que los guionistas profundicen en la realidad musulmana que muestran, y que no se queden en el estereotipo. Ramzi Kaseen, profesor de derecho y consultor en temas de diversidad de 'Homeland', apunta la segunda recomendación: que las series contraten a más consultores. Si el odio empieza en la televisión, ¿cómo no va a existir entre su audiencia?