El emotivo momento en que un niño paciente de cáncer se reúne con sus hermanos tras seis meses en el hospital
EL GUIONISTAS ERA EL ÚLTIMO EN COBRAR, PERO EL PRIMERO EN ACABAR SU TRABAJO
Cuando una película se convierte en un taquillazo el beneficio es enorme. Sin embargo, las ideas que producen las películas no tienen un precio fijo. La Ley de Competencia prohíbe que se acuerden los sueldos de los guionistas de cine, porque son autónomos, y la picaresca de los productores se aprovecha y convierte a los creadores ilusionados en “trabajadores gratis”.
Los guionistas de cine son, por definición, autónomos que trabajan en proyectos puntuales. Las productoras no contratan a guionistas con un contrato fijo para que elaboren los guiones.
Al contrario, las ideas siempre nacen primero en la mente de un guionista, y es él quien debe buscarse a un productor que apoye el proyecto y acabe convirtiendo esa idea en una película. En España, la media de inversión por película está en 4 millones de euros, así es como nacen estos proyectos.
Sin embargo, el guionista es la parte más vulnerable de este proceso. Especialmente, cuando es joven o todavía no tiene mucha experiencia vendiendo guiones a productoras.
Porque aunque es un autónomo, con una teórica autonomía de negociación, el productor tiene cientos o miles de guionistas a su alrededor dispuestos a lo mismo: ofrecer un guión para realizar su primer largometraje. Así, el guionista no puede negociar gran cosa.
Las reglas del juego no están claras, porque además es ilegal que los guionistas fijen tarifas mínimas desde el sindicato (ALMA) o desde las asociaciones de guionistas, que eviten que un guión tenga precio “cero”.
Como autónomos, si en grupo acordaran las tarifas mínimas para todo el sector, estarían incurriendo en un delito de la Ley de Competencia. Sería, lo que en otros mercados se conoce como un cártel. Como cuando las petroleras pactan los precios de la gasolina, etc.
Finalmente, se ha llegado a un principio de acuerdo entre ALMA (el sindicato de guionistas) y el ICAA del Ministerio de Cultura. No es una ley, sino una norma.
Ya no se podrán subvencionar películas, mediante ayudas al desarrollo de un guion, que no estén al corriente de todos los pagos con los guionistas. Acabando así con la costumbre de que el escritor cinematográfico cobra el último, cuando es el primero que termina su trabajo.
Entrevistamos a Josep Gatell, que además de guionista de largometrajes y series, ahora ocupa el sillón de vicepresidente de ALMA. Y Tomás Rosón también nos recibe en su bufete, desde donde perfila todas las cuestiones legales del sindicato.
Ambos nos hablan sobre la posición de los guionistas españoles, especialmente de los que empiezan, y como hasta ahora no había ninguna norma que les protegiera frente al trabajo gratis impuesto por un productor aprovechado.