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POETAS 2017 SE CELEBRA EN MATADERO

La poesía sale del libro de poemas

El festival Poetas, que se celebra este fin de semana en Matadero Madrid, trata de demostrar, con éxito, que la poesía o, mejor dicho, lo poético, no solo está impreso en las páginas de los poemarios. Por eso llama poetas a artistas plásticos, comediantes, músicos, filósofos y hasta robots.

Festival Poetas 2017 Facebook Matadero Madrid

La poesía sale del libro de poemas

A Isidoro Valcárcel Medina le pusieron un teléfono en su estudio en los años 70 y se puso tan contento que llamó a 80 personas al azar, tomadas de la guía telefónica, para comunicarles su nuevo número.

Soy Isidoro Valcárcel Medina y llamo para ofrecerle mi nuevo número de teléfono.

Pero, ¿quién es usted? No entiendo lo que quiere.

Simplemente quiero ofrecerle mi número de teléfono, por si le interesa tomar nota.

Ummm, espero que voy a por un bolígrafo.

Artista conceptual que casi no ha producido obra física y mercadeable, Premio Nacional de Artes Plástica en 2007 ("abundan los integristas que me dijeron que rechazase el premio... ¡pero eran 30.000 euros!"), pintó, en el MACBA de Barcelona, una pared blanca (de blanco) de 50 metros cuadrados con un pincel de pintor "de brocha fina" (tardó una semana), compuso un libro de 2.000 páginas que recogía, página por página, lo que había sucedido en los 2.000 años de cristianismo, creó una Oficina de Gestión de Ideas, dio conferencias en código morse y hasta enterró una de sus obras en el Cementerio del Arte de Morille, Salamanca.

Sobre la figura del poético y performático artista, presente en el festival (se proyectó un documental sobre su obra, de donde proceden los ejemplos anteriores), gravita este año la edición del festival Poetas, que se celebra este fin de semana en Matadero.

Hay poetas artistas (como Valcárcel Medina o Esther Ferrer), poetas filósofos (como Ernesto Castro), poetas comediantes (como Ignatius Farray), poetas músicos (como Nacho Vegas, Los Ganglios, Gabo Ferro o Seward & Javier Gallego Crudo) y hasta poetas poetas (Carlos Pardo, Alberto Santamaría, Ben Clark, Enrique Falcón o el maestro Raúl Zurita).

Porque la idea de Poetas es que la poesía o, mejor dicho, lo poético no solo brota de los poemas impresos en los libros sino que se extiende por doquier, si uno sabe mirar. Por eso no es un festival de poesía sino un "poético festival".

Después de diez ediciones en otras localizaciones por la ciudad de Madrid (bajo el título Poetas por Kilómetro Cuadrado, por bares, Casa América o Conde Duque) este año es la segunda que se celebra, como Poetas (a secas) en Matadero.

"Queríamos hacer un festival al aire libre, más diurno y más abierto a todo tipo de públicos", dice el organizador Pepe Olona, a la sazón cabecilla de la editorial y librería Arrebato. En su trayectoria el festival ha pretendido traer a poetas (en sentido amplio) desconocidos para el gran público y mezclar los públicos de cada uno. "De hecho, la idea original del festival era ser público organizador que traía las cosas que quería ver", apunta el poeta Peru Saizprez, otro de los organizadores.

Hay hasta un robot poeta:

"Fue un día y la noche de los sentidos

en el miedo a un hombre en el espantoso

era que la selva a no ser que el oso.

Hasta el bosque en tanto los seis perdidos"

Esta estrofa pertenece al soneto 'Soledad 1', escrito por el software SPAR (Small Poem Automatic Rhymer). "Es la evolución del anterior WASP, ahora se le pueden introducir temáticas y conseguir que haga rimas", explica Pablo Gervás, ingeniero de la Facultad de Informática de la Universidad Complutense y artífice del ingenio, del que ofreció una demostración. La cosa da el pego: si los robots se van ocupar en el futuro de muchos de los oficios que realizan los hombres, también quitarán el trabajo a los poetas (si es que la poesía es un trabajo).

Los miembros de Pollopopoesía ofrecen un espectáculo infantil basado en un pollo que, en una tormenta, se da un golpe en la cabeza con una viga, "se le da la vuelta el cerebro y se cree que es poeta, ¡se ha vuelto majareta", dice Dani Orviz, disfrazado de pollo en compañía de Cristina Gargo, La Señorita Rima. También nos cuentan la historia de un perro muy particular: "Soy un perro / soy poeta / soy Raperro / el rapero que es un perro".

Después interviene el filósofo Ernesto Castro (con pelo rubio pollo, por cierto) que ofrece una acribillante, erudita e irónica conferencia de 30 minutos sobre el odio a la poesía y el estado actual del sector, mientras proyecta 30 poemas que "definitivamente" no les gustan.

Habla de la eterna lucha (desde la antigüedad grecolatina) entre los poetas cultos y populares, que ahora se da, con gran polémica (de hecho es La Polémica de la poesía actual) entre los poetas tuiteros y cantautores (que venden decenas de miles de ejemplares y son apoyados por grandes editoriales normalmente desinteresadas por los versos) y los poetas considerados más elevados (que no venden tanto ni por asomo).

En la calle principal del Matadero, bajo un sol primaveral y ante el paso de la policía a caballo, transcurre otro de los platos fuertes de Poetas: la feria de editoriales "indomables", más que independientes.

Pequeños sellos levantados con mucho esfuerzo y dificultosa distribución que aquí se reúnen paralelamente a la mastodóntica Feria del Libro del parque del Retiro (con la que este festival colabora). Editoriales como La Bella Varsovia, Capitán Swing, Delirio o La vida rima, y otras en las que abunda el objeto poético, más que el libro, porque en las cosas también hay poesía.

En el stand de Escrito a lápiz y Roberto Equisoain despachan hachas reales que incluyen el 'Manifiesto comunista' y que son muy útiles para reunirse con el jefe. Poemas escritos en piedras o libros de 'Textos herméticos' que no se pueden abrir, de lo herméticos que son.

"Muchos de nuestros objetos no tienen ISBN [algo así como el DNI de los libros] y no podemos distribuirlos más allá de unas pocas librerías afines", dice Desirée Rubio de Marzo, responsable de Escrito a Lápiz, un laboratorio de ideas editoriales en torno al libro objeto y artístico. La poesía, como queda demostrado, está por todas partes, hasta en las hachas.

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