PUESTA EN VALOR
Un análisis de una portada de libro supuestamente creada con IA ha hecho que miles de personas se manifiesten en contra del uso de este tipo de tecnologías para trabajos editoriales profesionales. Las librerías también han empezado a pronunciarse al respecto.
El uso de la inteligencia artificial es, probablemente, uno de los debates modernos más difíciles de resolver. A pesar de que la tecnología haya condenado a muchas profesiones a la desaparición, las implicaciones legales de la IA han provocado que muchos rechacen su uso e incluso boicoteen a aquellos productos que se sirven de ella, en mayor o menor medida. Aunque la mayoría de entornos profesionales sigue sin utilizar la inteligencia artificial en producciones legalmente cuestionables, las redes están muy atentas a todos aquellos lanzamientos que puedan haber contado con una IA para su creación, y las portadas de libros son unas de las más analizadas.
Los diseñadores e ilustradores de este tipo de proyectos puntuales son los que corren más peligro de ser sustituidos por la inteligencia artificial de generación de imágenes. Si no se tienen exigencias muy elevadas, una falsa ilustración puede hacer el apaño para lanzamientos de libros como este, y es por eso que muchos han sospechado que esta obra podría haberse ayudado de la IA para su portada. Algunos de los detalles extraños o mal acabados de la imagen apuntan a un más que probable uso de la inteligencia artificial, y eso es algo que los lectores más ávidos no están dispuestos a admitir.
Algunas librerías ya han empezado a mostrarse contrarias a los libros con este tipo de portadas, e incluso han llegado a insinuar que devolverán a las editoriales aquellos ejemplares que se hayan servido de una IA para crear su portada o sus ilustraciones interiores. Por desgracia, lo que unas pequeñas tiendas puedan hacer no cambiará demasiado la grave situación a la que se enfrentan los ilustradores en todo el mundo, que han tenido que soportar cómo se utilizaba su obra para "inspirar" a la IA, y que crease imágenes basadas en ilustraciones reales sin ningún tipo de compensación. Si se observa la gran cantidad de obstáculos a los que se está enfrentando la IA últimamente (con Taylor Swift denunciándola por crear imágenes explícitas basadas en ella y The New York Times interponiendo una demanda por copiar sus artículos), está claro que el futuro de esta tecnología todavía está muy en el aire.