El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
ENTREVISTA VALÉRIE MAY, PROSTITUTA PROFESIONAL, INTEGRADORA SOCIAL Y FEMINISTA
¿Ser prostituta es cuestión de vocación, necesidad, caridad o nicho de mercado?
Es cuestión de decisión. ¿Hay putas por vocación? Por supuesto. ¿Hay putas solo por necesidad económica? Claro, pero como todo el mundo. Hay que empezar a ver que la trabajadora sexual está en la misma tesitura que cualquier trabajadora de clase baja/media. A todo el mundo no le apetece siempre ejercer su trabajo a las 8:00h de la mañana, pero eso no significa que no le guste y que no sea por voluntad propia.
Por lo tanto, la trabajadora sexual tiene el derecho de estar protegida dentro de una regulación legal, y sobretodo dejar de estar estigmatizada, marginada e insistir en hacerla sentir mal por su decisión y por buscar un trabajo que, para ella es igual de legítimo que cualquier otro.
Realmente, la prostitución no va a dejar de existir y menos se va a eliminar la demanda. ¿Sabéis por qué? Porque los clientes son hombres corrientes, ni monstruos machistas ni seres de luz. Son clientes ni más ni menos, simplemente quieren hacer uso de un servicio de compañía por unas horas, ya sea una compañía sexual o social, dependiendo de las condiciones marcadas por la trabajadora en cuestión.
- ¿Qué ha cambiado desde que empezaste en prostitución hasta hoy, que reivindicas a cara descubierta tu profesión?
Me he dado cuenta de lo que pesa el estigma. No siempre una está de buen humor para levantarse, encender el móvil y leer cada día comentarios como que yo no tengo que hablar de mi trabajo porque “no soy representativa” de él, que solo soy un objeto de tres agujeros, que me violan y que no tengo familia. Entre muchas otras cosas. Y todo, por parte de mujeres que dicen que me quieren salvar y que eso es feminismo. Pues vale.
Mi activismo es mostrar que esta no es mi única alternativa laboral pero que si lo fuera no ocurriría nada , que cobrar por ofrecer un servicio sexual, entre otras muchas cosas, no es nada negativo ni perjudicial ni para mí ni para lo que es para mí el feminismo. Porque ser trabajadora sexual es feminista de forma inherente. Romper prejuicios y que se deje de ver a la trabajadora sexual como esa mujer perdida en el mundo, incapacitada y sin empoderamiento ni capacidad de decisión y de crear su propios acuerdos. No, no somos eso, somos todo lo contrario.
Suele ser la percepción de mucha gente, especialmente del propio colectivo de trabajadoras sexuales, ¿se dedican más energías para perseguir la prostitución que para eliminar la trata de personas con fines de explotación sexual?
Por supuesto. Se dedican muchas energías en tergiversar y procurar crear confusión social utilizando los términos como trata, explotación y prostitución. Se nos llena la boca de porcentajes y de “mayorías”. Y la única verdad es que sí, existe la trata con fines de explotación sexual al igual que existe la explotación textil y agrícola, no nos olvidemos. Pero sobretodo hay mujeres que quieren ejercer libremente. Dejando a un lado si somos más o menos, merecemos derechos.
¿Porque entonces, qué hacemos? Estamos hablando de mujeres que piden reconocimiento en todo el mundo, esto no va de mayorías, esto va de personas. Hay países que han prohibido la prostitución y ésta no solo no se ha erradicado, sino que se ha ejercido con mayor precariedad y las mujeres se han visto obligadas a eliminar parte de sus filtros de seguridad por toda la presión social y legal que hay alrededor. Pero sigue existiendo.
Algunos países donde se han legalizado no han ido tan bien como se esperaba porque no se ha consultado a las verdaderas protagonistas, que son las trabajadoras sexuales. Aprendamos de los errores y hagamos las cosas mejor. No podemos dejar de intentar algo y dejar a mujeres en la alegalidad solo porque se haya hecho mal en otros lugares. Dadnos voz, dadnos derechos, creemos un marco legal adecuado y por supuesto con la firme intención de eliminar la trata con fines de explotación sexual, pero sobretodo, luchemos contra la estigmatización y empecemos a ver a las trabajadoras sexuales como lo que somos, trabajadoras.
Eres una de las protagonistas de la campaña viral #HolaAbolicionista, una respuesta al polémico vídeo #HolaPutero. ¿Qué opinión te merece aquellas que juegan a ser el nuevo príncipe azul y quieren rescatarte?
Que no invaliden mi opinión como persona y sobretodo como mujer. Yo no he pedido ser rescatada y hay varios testimonios de mujeres que han sido sacadas de pisos acusadas de estar en situación de trata que tampoco querían ser rescatadas de nada. Se nos está victimizando sin serlo y se está invisibilizando a las verdaderas víctimas. Me tomo el permiso de hacer dos preguntas al aire ¿Por qué tanto interés en convertirnos a todas en víctimas? ¿Se erradicaría la violencia de género eliminando el matrimonio? Es que nadie se ha planteado que la verdadera legitimidad donde existe abuso de poder, es dentro del matrimonio. Como diría una famosa feminista: "mientras nosotras amamos, ellos ganan”.
¿Son los hombres malas personas al pagar por sexo?
¿Son malas personas los que trabajan en un matadero? Bueno, todo depende de los ojos con quien alguien los mira. Los hombres que acuden a nuestros servicios son hombres corrientes, de los que te encuentras comprando el pan a diario ¿Hay hombres machistas? Claro, estamos en una sociedad patriarcal, no la hemos eliminado, es inevitable que a veces tengamos que educar a algunos hombres a entender que no todo vale porque pague.
Pero en esto sí que puedo decirte que la mayoría que acude a nuestros servicios son hombres que nos respetan, respetan nuestras condiciones, valoran y cuidan nuestro disfrute y entienden un NO mucho más rápido que otros hombres con los que he estado de forma gratuita. Porque saben que si no lo respetan, automáticamente se acaba el servicio, tanto si trabajas en un piso, como un club o en agencia, tus condiciones son las que son. Pero esto, nosotras, las que ejercemos el trabajo sexual, somos las primeras en hacer hincapié para que sea así. No hace falta que nadie hable por nosotras.
Hay quien cree que regular la prostitución es un error y que sólo hay que despenalizarla como propone Amnistía Internacional o recientemente Médicos del Mundo en Francia, pero esto no soluciona la situación de muchas trabajadoras sexuales en España y otras partes del mundo, ¿qué hacemos con aquellas profesionales que se dedican a la prostitución y se encuentran en situación irregular? ¿Y con aquellas que no tienen derecho a baja por enfermedad o una pensión por jubilación?
No dispongo de conocimientos legales en profundidad; pero opino que una mera despenalización no sirve, entre otras cosas porque la prostitución como tal no está penada en España, únicamente el proxenetismo, la prostitución infantil o la prostitución forzada donde existe coacción. Pero si que es necesario reconocerlo como trabajo, con nombre propio, porque tiene unas características especiales y diferentes al común de los trabajos, igual que hay oficios que tienen una regulación específica.
Ahora que el Estatuto de los Trabajadores está de capa caída, ¿cree que merece ser rescatado en el contexto del trabajo sexual?
El trabajo en general hay que revalorizarlo, hay que cuidarlo y regularlo porque la riqueza y la producción, sin la mano de obra, sería imposible y, sin embargo, la clase obrera sufre cada vez más peores condiciones, más presión, peores salarios, imposibilidad de conciliación familiar... En cambio las grandes empresas suman beneficios año tras año. La lucha por el trabajo sexual es la lucha por el trabajo digno en general.
Muchas de sus compañeras de profesión son madres, ¿maternidad y prostitución son compatibles?
Sin duda, al igual que es compatible tener pareja y ejercer el trabajo sexual. Para la trabajadora sexual es su trabajo, tiene sexo con otras personas, sí, ¿y qué? Hay compañeras cuyos maridos lo saben, lo respetan y las apoyan. Georgina Orellano hace nada, en TEDx, hablaba de cómo su hijo lo sabía y lo entendía. Nuestro entorno son las personas que mejor entienden el trabajo sexual, porque ven como es. Ven que sus parejas están bien, que son las mismas mujeres de siempre y sobretodo son mujeres con mucha libertad.
¿Qué hacemos con aquellas mujeres que no están en redes de trata y desean dejar la prostitución? ¿Presta nuestro gobierno atención a estas situaciones o difumina los matices hablando de “explotación sexual”?
Ofrecer alternativas reales, la alternativa no puede ser, te considero una víctima y te “rescato” de tu desgracia, te pongo a coser o hacer camas y me olvido. Suele ocurrir que ésta lo deja y vuelve a ejercer, porque se da cuenta de que con el trabajo sexual tenía mucho más tiempo para conciliar su vida personal y familiar y ganar un sueldo mayor. No vuelven porque la prostitución sea sórdida y te arrastre a volver a ejercerla cual secta, vuelven porque el sistema laboral está realmente mal y conciliar vida personal y laboral es casi hacer malabarismos, al igual que con tu sueldo cada mes.
A la siguiente pregunta, sí, existe un interés en trasladarlo a que todo sea explotación sexual porque así es mucho más fácil no tener en cuenta el consentimiento y la opinión de la trabajadora sexual. Si se la convierte en víctima, no habla, y por lo tanto se puede hacer y deshacer mucho más rápido cualquier normativa, y todo para protegernos de un enemigo fantasma.