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SE ESTRENA ‘ENGANCHADOS A LA MUERTE’, REMAKE DE ‘LÍNEA MORTAL’

¿Por qué en el cine de terror el protagonista confunde valentía con auténtica estupidez?

Es un hecho comprobado desde que el género existe pero que el cine y las series han hecho que sea aún más flagrante. Hablamos de esa doble vertiente de la que se nutre el terror. Por un lado, nuestros miedos. Por otro, la estupidez humana. Esa manía que tienen los protagonistas de estas historias de correr hacia el asesino o experimentar con cosas que no deberían.

Peli de miedoAgencias

De la primera vertiente, la de los miedos –ya sean estos a la soledad, la oscuridad, el más allá, la maternidad, la pérdida, la muerte…–, han surgido obras maestras del género como ‘Psicosis’, ‘El resplandor’, ‘El exorcista’ y ‘La semilla del diablo’. De la segunda, la de la estupidez, hay un amplio catálogo que hace que cuando estás viendo una de estas películas pienses: “Mira, eso te pasa por tonto”.

En ese segundo bloque es donde se encontraban los protagonistas de ‘Línea mortal’, película de los noventa protagonizada por Julia Roberts, Kevin Bacon y Kiefer Sutherland que dirigía Joel Schumacher. En ella, un grupo de estudiantes de medicina tenía la brillante idea (léase con ironía) de hacer que su corazón se parase durante equis tiempo para luego ser reanimados y comprobar así qué se sentía estando muerto y si existía el más allá.

Ahora estos avispados doctores en ciernes tienen los rostros de Ellen Page, Diego Luna y Nina Dobrev –repite también por ahí Kiefer Sutherland–, en un remake llamado ‘Enganchados a la muerte’ que se estrena este viernes y cuya premisa es la misma. Juegan a morirse y luego resucitar y acaban siendo perseguidos por a saber qué ente, pensamiento o paranoia que se las hace pasar canutas.

Si es que, para qué andan jugando a estas cosas. Lo mínimo que les puede pasar es que se mueran de verdad. Y bien merecido lo tendrían, por tontos. Es un clásico del género de terror, el elegir a personajes que confunden osadía y valentía con estupidez y acaban pasándolo realmente mal.

Hay casos en los que no se podía prever, en los que el terror sobreviene casi sin previo aviso y no queda más que sufrirlo. Quién le iba a decir a la familia Torrance que Jack se iba a volver majara del todo y les iba a perseguir por un hotel vacío y aislado por la nieve con un hacha en la mano. Nadie, claro. O a la pobre Rosemary que iba a ser fecundada por el mismísimo Lucifer. Imposible de anticiparse a algo así. Por no hablar de que nadie sospecharía de entrada un tipo tan agradable como Norman Bates.

Digamos que las víctimas de estas historias lo son por las circunstancias y que estas películas reflejan muy bien algunos temores recurrentes del ser humano. A estos personajes se le ve de otra forma, se les tiene otro tipo de consideración. Luego están los otros. ¿Cuántas historias hemos visto en la pantalla con personajes que, sabiendo que hay un asesino suelto, cuando oyen un ruido sospechoso en lugar de correr en la dirección contraria se acercan a ver qué pasa? ¿Qué va a pasar, alma de cántaro? Pues que el tipo del gancho te está esperando a la vuelta de la oscura esquina para destriparte.

Películas de terror | Agencias

Adolescentes y universitarios, los menos espabilados

En el terror adolescente hay mucho de eso. En ‘Scream’, por ejemplo, las víctimas potenciales van por ahí alegremente. Algunos, incluso, se atreven a perseguir al asesino con la excusa de informar. Eso por no hablar de algo muy típico de las películas y series americanas que llama la atención a este lado del charco. ¿No existen las rejas y las contraventanas allí? Es de primero de seguridad en el hogar. Si vives en una casa asilada, en medio de la nada, qué menos que no dejar las ventanas y puertas de cristal al descubierto, sin protección.

Los guionistas del género desde luego tienen un auténtico filón en esto de las estupidez humana a la hora de crear historias. En la reciente ‘Ouija’ era por hablar con los muertos. Otro tema recurrente. Abres una puerta con el más allá y ¿qué quieres, que se te aparezca un espíritu amable? Eso no pasa (casi) nunca. Esos, los amables, están demasiado a gusto al otro lado como para andar interactuando con los vivos.

En muchos de estos casos lo de hacer pasar un mal rato al personaje en cuestión o, incluso, matarle, va unido directamente a la incredulidad del mismo. Qué no crees en espíritus, pues vas a ver a la fuerza. Qué no te crees que una cinta de VHS pueda matarte, pues dale al play y lo comprobarás. Y así se podría seguir eternamente.

Hay una generación, la de los ochenta, que creció con películas de terror como ‘Gremlins’ o ‘Muñeco diabólico’ y que gracias a ellas aprendió una lección muy valiosa. Sigue siempre las reglas y cuidado con los regalos de cumpleaños que los carga el Diablo.

Si te dicen que ese bicho tan mono que te han regalado no debe comer después de medianoche y que nada de mojarse, mejor que hagas caso. Lo de Chucky era de juzgado de guardia. Porque, a ver, a qué padre/madre en su sano juicio se le ocurre comprarle a su retoño un muñeco como ese. Si es que, aunque no fuese un despiadado asesino, daba miedo con solo mirarlo.

Pelis de terror | Agencias

Consejos básicos para sobrevivir

Desde luego, debería haber un manual de supervivencia en el género de terror que diese una serie de sabios consejos basados en la experiencia y que se aplicasen siempre los guionistas. Por ejemplo, nunca ocultes un asesinato u homicidio involuntario porque la víctima puede volverse contra ti (‘Hermandad de sangre’ y ‘Sé lo que hicisteis el último verano’).

Además, huye de las casas de proporciones descomunales o mansiones abandonadas. Y si están encima de una colina o en un bosque, corre hasta que no te quede suela en los zapatos. Si sabes que hay un asesino suelto y oyes un ruido sospechoso, no te las des de valiente. No juegues con lo sobrenatural, creas o no, por si acaso. Y, por favor, pon rejas y contraventanas en tu casa.

Moraleja: Da igual lo incrédulo que seas con la muerte, el más allá, las leyendas urbanas o los espíritus. No tientes a la suerte y deja las cosas como están. A veces, ser precavido vale por dos y ser un cobarde te puede salvar la vida. Aunque, en realidad, todo esto da igual. Porque si el terror se aplicase estos consejos, ¿qué gracia tendría?

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