Liada tras liada... Así son las meteduras de pata de ¡Martita! en su aventura por Barcelona
¿CAPÍTULOS XXL PARA ESPECTADORES QUE SE DAN ATRACONES DE TEMPORADAS COMPLETAS?
¿Tiene sentido que las teleficciones duren tanto cuando hay tantas que ver o algunos espectadores optan por largas maratones seriéfilas? Series recientes como 'American Gods', 'Legión' o la tercera temporada de 'Fargo' se han estrenado con capítulos de más de 60 minutos y han reavivado el debate. Analizamos la polémica.
El mundo al revés. El aspecto más criticado de las series españolas ha sido siempre la duración de sus episodios, pero la cosa cambia si lo hace 'True Detective' o 'Juego de Tronos', salvando las distancias pero señalando algunos prejuicios clave. Está claro que la calidad no depende de cuánto dura una ficción, sino de cómo se cuenta lo que dura tanto.
Como veréis más adelante, no vamos a defender la extensión insalvable de 70 minutos que han criticado tantos guionistas patrios, sino a plantear las implicaciones de que los creadores internacionales se adscriban a este formato puntualmente. Preguntados muchos guionistas estadounidenses por tan castiza polémica, algunos han señalado que envidian tener más tiempo para narrar sus historias, y es lo que han hecho aquellos que han tenido la oportunidad de explayarse con capítulos largos.
Series largas como un largometraje
Series recientes como 'American Gods' (cuyo episodio de estreno dura 63 minutos), 'Fargo' (el primer capítulo de la tercera temporada consta de 67) o 'Legión' (de 70) reavivan un debate que estuvo de actualidad el pasado verano: el debut de 'The Night Of' registró 79 minutos, 'The Get Down' 93 y la fallida 'Vinyl' 113, más que muchas películas de cine.
¿Qué fenómeno ha llevado a producir y consumir entregas tan largas? ¿Qué acogida tiene entre el público?
Hay para todos los gustos: quienes disfrutan sin cortapisas de las series de sus creadores favoritos, aprovechando que estos disponen de libertad en las cadenas y productoras, por un lado, y, por otro, quienes no están dispuestos a dedicar tanto tiempo a una ficción, viendo además muchas otras. Lo curioso es que son los seriéfilos más constantes los que alertan de esta tendencia.
El "Hemos venido a dar guerra" de las nuevas series
El boom comercial y cultural que han vivido las series de televisión en los últimos 15 años es imprescindible para entender que a muchos guionistas se les dé hoy carta blanca con capítulos XXL. Los episodios especiales han existido siempre, ya fuera en ocasiones puntuales, como los desenlaces, o en series que escapan de las convenciones de la televisión en abierto; los títulos de cadenas de pago han sido siempre más largos, en torno a 50 o 60 minutos.
Pero la duración hoy no es solo una cuestión de libertad creativa, sino también de demostración de poderío. Así como canales nuevos compiten con los ya reputados fichando a grandes directores o estrellas (Netflix con David Fincher y Kevin Spacey en 'House of Cards', o Amazon con Woody Allen en 'Crisis in Six Scenes'), estrenarse con un episodio-película es un "hemos venido a dar guerra".
Pero, ¿cómo se enfrenta la audiencia a estas superentregas? Como apuntábamos antes, las reacciones que podemos rastrear en redes sociales son mixtas: las positivas, ya os imagináis, y las negativas, que critican los horarios (sobre todo, si hablamos del prime time español) o la falta de tiempo para ver otras series.
Capítulos XXL versus maratón fast food
Precisamente, la burbuja televisiva, la que ha llevado a la industria estadounidense a producir tan a lo grande, ha provocado que muchas series apenas consigan atención y revuelo mediático, porque es imposible seguirlas todas. Tal vez la que más ha acertado con su modelo ha sido Netflix: se sirvió de una ficción de autor (o así la vendieron) como 'House of Cards' para ponerse en el mapa, pero su estrategia es mucho más generalista, y su público ve series de todo tipo a lo fast-food, apuestas ligeras perfectas para un maratón.
Alabar el cine para menospreciar la televisión
El fenómeno de los episodios que superan la hora de duración también tiene mucho que ver con un viejo tópico: acercar las series al formato cinematográfico y menospreciar la televisión tradicional. Un ejemplo reciente es el Festival de Cannes, que, en un intento de hacerse eco de las propuestas catódicas, estrenará 'Top of the Lake' y 'Twin Peaks', de cineastas como Jane Campion o David Lynch.
¿Por qué no hacerlo con los prolíficos Shonda Rhimes ('Anatomía de Grey') o Ryan Murphy ('American Horror Story')? Porque son mucho más populares, y eso no siempre está bien visto. Que Bryan Fuller y Noah Hawley, creadores de 'American Gods', 'Fargo' y 'Legión', tengan tanta libertad para contar sus historias, y para volcar en ellas esos imaginarios visuales inaccesibles, es otra forma de marcar distancia con la tele 'mainstream'.
¿Tendencia o burbuja?
¿Están funcionando estas estrategias para vestir de gala la televisión cuando el modelo que tiene éxito últimamente es el fast-food de Netflix? Algo nos dice que las voces que alertaban de la existencia de una burbuja son reales: 'Vinyl' y 'The Get Down', esas series XXL de las que hablábamos, no han tenido impacto social (la primera no sobrevivió a su primera temporada); tampoco lo hizo 'Crisis in Six Scenes', de Woody Allen, despedazada por la crítica; y A&E, la cadena que estrenó 'Bates Motel', ha anunciado que abandona la producción original.
¿Hay demasiadas series para tan poco tiempo, sobre todo cuando duran tanto como una peli? La libertad creativa es una ventaja incuestionable de la televisión actual, pero quizá los ejecutivos y creadores deban pensar cómo acercarse de nuevo al gran público y no cómo alejarse de él.